El artista Omar Molina expondrá Genética, el próximo primero de agosto en el Museo de las Casas Reales. Aunque Molina ya ha hecho muchas exposiciones ésta tiene características especiales, por ser una especie de “suelte de amarras”.
En esta exposición, Genética presentará 25 obras de diversas calidades. En el conjunto de trabajos se percibirá una evolución de su obra. De “Esquizofrenia” a “Mujer en backstage“ hay saltos cualitativos importantes, se puede decir que hay hasta rupturas.
Genética
Con respecto a su obra y la de su abuelo, el maestro Ramón Oviedo, hay un prejuicio típico cuando suceden las herencias artísticas. Se presume una imitación del maestro. De hecho se crea un sesgo cognitivo que casi obliga a ver en todas las obras las semejanzas. Pero basta con no dejarse confundir por lo fácil, y optar por un simple cambio de apreciación de orden estético, intelectual, razonado, para poder ver las diferencias, que son más importantes que las similitudes en el caso de Omar Molina y Ramón Oviedo.
Dibujos
Contrario a la moda, por suerte casi desapareciendo, de no darle importancia al dibujo, Omar Molina lo ve como algo imprescindible. “No hay obra completa sin dibujo, aunque sea una obra abstracta” me dice con conocimiento de causa. Y parafraseando a Salvador Dalí dice: “Es una verdad fundamental aprender a dibujar antes de tocar los pinceles”. Y así, Molina le da la importancia que tiene y por eso incluye en su exposición “Genética” un grupo de dibujos de primera calidad artística. Hay uno en particular, “Mujer en backstage” que nos muestra a un Omar Molina con vocación universal, que transciende a su geografía. En “Mujer en Backstage”, sobre papel con acrílica, hay tal nivel de refinamiento en los trazos, la presentación de la luz y la composición, que con esa sola obra se puede presentar ante cualquier escenario y quedará como un artista de primera línea.
El paisaje urbano y sus personajes
El paisaje o arte urbano es más un producto del arte moderno y contemporáneo. Es cierto que las escenas del gran canal de Venecia o la “Ciudad junto al mar” de Ambrogio Lorenzetti entrarían dentro de lo que hoy llamamos paisaje urbano.
Pero los paisajes urbanos son más propios de la preocupación artística por la sobre urbanización acelerada de las ciudades. Los impresionistas aprovecharon intensamente eso, desde el París impresionista de Pissarro y Monet hasta la cuasi-fotografías de la Gran Vía madrileña de Antonio López, a los paisajes abstractos neoyorquinos de Willem de Kooning o los de Edward Hopper. A Omar Molina le gusta la vida urbana, disfruta el barrio, sus gentes; lo disfruta y lo transforma en arte.