En declaraciones del representante de la Organización de Estados Americanos en misión de observación del Plan de Regulación y del derecho que como nación soberana, nos asiste hacer aplicar las políticas sobre migración de la misma forma que los demás países miembros de este importante cuerpo colegiado de naciones hacen.
Había escrito, como siempre hago en el fin de semana, el artículo que cada miércoles amablemente este prestigioso diario me permite escribir y ustedes, la amabilidad de leer. Pero sin dudas las declaraciones del representante de la OEA y un interesante artículo que en su blog de Facebook posteara nuestra querida Ana Virginia Berrido de Pérez, me hizo cambiar.
La visita del señor Francisco Guerrero despertó mucho interés entre todos nosotros, porque nunca, que recuerde, se había orquestado una campaña de descrédito tan injustificada contra la nación que más ha cargado con el peso de la pobreza de su vecino.
Incluso hasta la embajadora de Francia declaró que como nación soberana tenemos todo el derecho que otorgan las leyes nacionales e internacionales de aplicar políticas migratorias que regulen la entrada de ciudadanos de cualquier nación de forma irregular.
La OEA quiere unas nuevas relaciones con el país, espero se referirá el señor Guerrero a que cumplamos con las leyes de migración como lo había sugerido ese organismo en el 1976, donde afirmaba que el país no podía darse el lujo de permitir la entrada masiva de ciudadanos haitianos ya que esto atentaría contra el empleo y la estabilidad económica de nuestra nación.
O se referirá tal vez ¿que aceptemos las imposiciones de ese organismo?, que luego del ajusticiamiento de Trujillo no fue capaz de expresarse contra las torturas a que fueron sometidos los familiares y los implicados en el ajusticiamiento del tirano, muchos de los cuales no lograron sobrevivir la crueldad y la maldad del remanente del trujillato.
Ojalá no sea que olvidemos el oprobio de los 42,000 marines que nos invadieron el 28 de abril del 1965.
Como soy positivo prefiero pensar que el “informe objetivo” no será como las declaraciones del alcalde de New York, o las declaraciones imprecisas de Human Rights Watch, tan alejadas del verdadero contexto histórico de nuestras dos naciones.
Por eso prefiero copiar el excelente escrito de Ana Virginia, que espero no me reclame derechos de autor. Haré algunos comentarios en algunos de los párrafos.
“Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol. Oriundo de la noche. Colocado en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol. Sencillamente liviano, como un ala de murciélago apoyado en la brisa. Sencillamente claro, como el rastro del beso de las solteronas antiguas o el día en los tejados”.
Compartimos en una isla dos países, fruto de las diferencias de las potencias de entonces, no como una decisión de ninguna de las dos naciones, razón por la cual se debe respetar el trayecto del sol de cada uno. Y precisamente, aprovechando la oscuridad de la noche, logramos un 27 de febrero recobrar la libertad a la que somos acreedores todas las naciones. Está claro que cuando Ana Virginia habla del rastro claro del beso de las solteronas o el día en el tejado, se refiere al plan de regulación de extranjeros, que pretende dar nacionalidad a los que de forma clara demuestren que son merecedores de ser dominicanos como hacen todas las naciones con los ciudadanos extranjeros.
“Sencillamente frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo sencillamente tórrido y pateado como una adolescente en las caderas. Sencillamente triste y oprimido. Sencillamente agreste y despoblado. Es un país libre soberano, al que se le quiere negar el derecho de defender su territorio, de regular sus visitantes, de administrar sus recursos para sus ciudadanos”.
Esa es la manera como nos sentimos, afectados por el maltrato de quienes reclaman lo que no hacen, que hablan de su soberanía y olvidan la nuestra. Que les preocupa su estabilidad económica frente a la migración, pero pretenden que aceptemos más sacrificios que con los que ya cargamos.
“Al país que no se le reconocen su solidaridad, la acogida amistosa que da a sus visitantes. A quien le quieren endosar una deuda moral, política histórica y sobre todo humana, que corresponde a otros países grandes, desarrollados, ricos y capaces”.
Frente a las declaraciones irresponsables y ausentes de argumentos del canciller haitiano, son los estudiantes de su país que cursan sus carreras en el nuestro los que le responden y le dicen que falta a la verdad. Es a los países ricos los que les corresponden que la tan cacareada ayuda económica llegue realmente a los que la necesitan, que dormían a la intemperie antes del terremoto y aún siguen en las mismas condiciones y no al bolsillo de políticos y supuestas ONG’s irresponsables.
“Es un país que ha sido solidario y generoso, sino también entregado a la causa del más necesitado. Es un país pobre que ha sabido dar de lo poco que tiene al hermano más pobre. Y sin embargo, se le tilda de egoísta, racista, abusador…”.
Por años hemos sido solidarios. Es cierto que nos hemos beneficiado de su mano de obra barata, lo que es típico de países que comparten fronteras, pero atendemos sus enfermos, sus parturientas, impartimos educación a sus estudiantes y en momentos de desgracia lo olvidamos todo y damos nuestros escasos recursos para aliviar su sufrimiento.
“Un país en el mundo que les recibe con los brazos abiertos y ondeando orgulloso su bandera tricolor. La única bandera en el mundo donde queda evidenciado nuestro apego a la Palabra de Dios, nuestro deseo de paz y nuestro norte de tres luces: Dios, Patria y Libertad”.
Aquí añado poco, sólo termino que no importa el daño que nos quieran hacer, la Universidad de Florida que confunde nuestro país con lo que ha hecho Estados Unidos en Guantánamo, o simplemente los que procuran un boicot contra nuestro turismo como forma de arrodillarnos.
Ana Virginia muchas gracias, ojalá muchos jóvenes más dejen a un lado las discotecas, las fiestas, el lujo, las ideas vacías y tomen acciones para que los que de forma errada o mal intencionada pretenden dañar nuestro país, no logren nunca su objetivo malsano.