Cuando se analiza el crecimiento de nuestro PIB, se aprecia una alta correlación con el crecimiento de la economía estadounidense. Cuando la economía americana crece, la nuestra tiende a crecer, y cuando se contrae lo mismo nos sucede. Es un asunto más de tendencia que de valores absolutos. Algo similar ocurre con el precio del petróleo, cuando este sube nos reduce el poder de compra, y por ende tiende a reducir nuestro crecimiento. En estos últimos años hemos visto cómo la economía americana crece por debajo de los niveles históricos, y cómo los precios del petróleo se mantienen altos.
Cuando dio inicio la crisis financiera internacional, nuestras autoridades, así como la mayoría, pensaron que se trataba de un fenómeno de corto plazo, que duraría un par de años, y por ende la solución de corto plazo para mitigar su impacto era el endeudamiento. Esto, inclusive, fue motivado por el Fondo Monetario Internacional. El asunto es que la crisis ha sido resistente, y todavía vemos sus repercusiones.
Recientemente el FMI bajó las proyecciones de crecimiento de la economía mundial, tanto para este año como para el 2013. Para los Estados Unidos se proyecta un crecimiento de 2.1% el próximo año. Para la Zona Euro el crecimiento esperado es de apenas 0.2%. España e Italia aun no han tocado fondo y se esperan crecimientos negativos para el 2013. Si bien la crisis ha sido más larga de lo esperado, los Estados Unidos parecen estar dando la vuelta. Sus niveles de desempleo han bajado, y la construcción de nuevas casas está aumentando.
A lo interno de nuestro país, se ha ido creando conciencia de que si bien aumentar la deuda nos dio un respiro temporal, no podemos seguir con su tendencia alcista. En adición, como mercado pequeño, dependemos de los mercados externos para crecer. Estas razones nos obligan a duplicar los esfuerzos para aumentar nuestras exportaciones tanto de bienes como de servicios. El DR-Cafta nos da una ventaja frente a muchos competidores que están perfilando sus cañones exportadores a los Estados Unidos. Por el lado positivo, entre enero y septiembre el flujo de turistas estadounidenses hacia nuestro país aumentó un robusto 10% y nuestras exportaciones hacia dicho mercado han crecido un 7%.
Es importante por ende que al momento de discutir la reforma fiscal, tengamos bien presente que para poder crecer, y con esto generar riquezas y empleos, las exportaciones tanto de bienes como de servicios son el vehículo idóneo. En términos defensivos, seamos cuidadosos con la reforma para no penalizar a nuestros exportadores y en términos ofensivos, dupliquemos los esfuerzos para seguir penetrando el mercado del norte, así como los otros mercados donde tenemos accesos preferenciales.