La selección nacional de voleibol femenino posee a jugadoras con personalidades muy especiales y cada una tiene una legión de seguidores que en mayor o menor medida siempre se interesan por saber de ellas. Niverka Marte, la acomodadora de las llamadas “Reinas del Caribe”, por ejemplo, es muy familiar, creyente en Dios, de amplios gustos culinarios y amante de los animales.
Ella estudia diplomacia y relaciones internacionales y ama leer, tanto que en algún momento de su vida le gustaría escribir un libro. Eso no es todo. Niverka, definitivamente, es el paquete completo. “Me encantan los idiomas”, dice la colocadora de 25 años. “Aparte de español, puedo hablar inglés, portugués, francés e italiano y próximamente me encantaría aprender mandarín”, agrega.
Marte ha viajado bastante gracias al deporte que ama y de cada país visitado siempre absorbe algo de su cultura. Su calidad en el taraflex ya es reconocida mundialmente, algo que quedó confirmado cuando quedó como colocadora del equipo ideal de la Copa del Mundo de 2015. Esa vez ella acompañó a la sempiterna Brenda Castillo, quien fue incluida como mejor libero.
Muchos entienden que una buena parte del éxito del combinado dominicano se debe al desarrollo vertiginoso de Niverka en la posición de acomodadora. Tuvo valiosos aportes en el ataque del combinado tricolor durante la Copa Panamericana de Voleibol que se disputó recientemente en el país, evento en el que las dominicanas se llevaron la presea de oro.
En vista de que no pasa mucho tiempo en el país, Marte ha tenido que poner en espera sus estudios, pero cada vez que aparecen cuatro meses sin compromisos entonces los retoma.
Una vida normal
Junto a los estudios, ella igual lleva una vida normal a la de una chica de su edad. “Cuando no estoy en eso debo llevar a mis perros a bañar, ir al supermercado, comprar mi comida semanal (desayuno, almuerzo y cena de atleta), estar con mi familia y mi novio, ir a la playa, salir a cenar y escuchar música”, dice. “También me encanta leerme un buen libro, preferiblemente de John Maxwell”.
Niverka se confiesa una comelona de primera, pero de gustos muy amplios y, aunque parezca mentira, por la variedad, no es muy difícil dar con su comida favorita. “No puedo decir cuál es mi comida favorita, porque me gustan tantas cosas”, apunta. “Pero mi top uno es el plátano (risas). La realidad es que me gusta comer mucho, pero la mayor parte del tiempo llevo una alimentación saludable y necesaria para un atleta de alto rendimiento”.
Marte empezó a jugar voleibol en 2003, poco tiempo después de la celebración de los Juegos Panamericanos de Santo Domingo. Ella comenzó como atacante, pero sus entrenadores recomendaron pasarla a la posición de acomodadora, un evento en su carrera que resultó muy accidentado en principio, pero que hoy la tiene en la cúspide.
La voleibolista de 5’9 de estatura ya tiene varios años como titular dentro de la selección nacional.
Para ella, ser parte del equipo tricolor no deja de ser un honor y un privilegio, aunque admite que se requiere hacer un montón de sacrificios y no es tan fácil como se ve desde fuera. “Representar a tu país en tierras extranjeras es algo que no tiene explicación”, afirma. “Es como si cada punto que tú juegas es para tu gente, entonces ya no lo haces por ti, sino por los millones de ciudadanos que te están siguiendo también”.