1. Cine.
Cientos de películas muestran nevadas. Una de ellas: Tokio Blues, un filme japonés, adaptación de la novela escrita por Haruki Murakami. La fotografía de los paisajes cubiertos de una nieve impecablemente blanca, cautivan, envolviéndote aún más en la trama. Por otro lado, damos un salto y hacia una película que tiene “nieve” de título (El Tigre y la nieve, Roberto Benigni, 2005), pero que únicamente al final, como una ilusión, se ve caer. Hay que verla para entender el por qué de su título.
¡La amarás!
2. Rosada.
En lugares de alta montaña está sucediendo algo muy curioso: se encuentran rastros de nieve color rosa. A diferencia de la oscura, ésta no es producto de la contaminación sino de la presencia de una micro alga llamada Chlamydomonas nivalis que, según el informe publicado por el periódico español ABC, para defenderse de los rayos solares, las algas emiten unas esporas de pigmento rosado que bloquean los rayos UV. Es así como sobreviven al frío y le dan este aspecto a la nieve, también conocido como watermelon snow.
3. Blanca como…
La nieve no es otra cosa que agua helada. Y si el agua es transparente, ¿por qué la nieve no lo es? Sencillo, porque cuando esos diminutos cristales se desprenden de las nubes y se van agrupando, el aire que queda atrapado entre sus pequeñitos huecos es el responsable de darles el color blanco.
4. Amenaza.
Geólogos estadounidenses advierten que el fenómeno de nieve oscura, conocido como albedo, vuelve tenue la brillantez de la nieve, reduciendo su capacidad de reflejar luz solar. El resultado: absorbe más el calor, y por tanto, se descongela más rápido. El estudio publicado en la revista Nature Geoscience, afirma que para el 2100 esto podría aumentar el nivel del mar.
