Nicaragua, nicaragüita

Un aire de otros tiempos, a cosa antigua, se siente y se respira en Managua. Grandes vallas con la foto del “comandante” Ortega y su comandanta Rosario Murillo inundan las calles. Aquello es un vivo recuerdo de la antigua propaganda política…

Un aire de otros tiempos, a cosa antigua, se siente y se respira en Managua. Grandes vallas con la foto del “comandante” Ortega y su comandanta Rosario Murillo inundan las calles. Aquello es un vivo recuerdo de la antigua propaganda política de dictadores y mesías. El culto al líder, al jefe, propaganda feroz que creíamos ya en desuso o demodé; pero no, en Nicaragua se vive con fuerza y espíritu sandinista.

“Ay Nicaragua, Nicaragüita, la flor más linda de mi querer, abonada con la bendita, Nicaragüita, sangre de Diriangén”. Esa hermosísima canción debe ser lo único que nos puede hacer recordar aquella Nicaragua que creíamos sería próspera, libre y en democracia; pero no, Daniel Ortega y su pandilla se han encargado de volver atrás la vida nicaragüense con la implantación de un régimen familiar de poder absoluto.

Un régimen que ahora amenaza con ser hereditario, como en Corea del Norte o Cuba, pues si no puede reelegirse pondrá a su esposa, la “compañera” Rosario Murillo, esa misma, la madre de Zoilamérica, o mejor dicho la mala madre de la ultrajada Zoilamérica Narváez.

“Cristiano, socialista y solidario” o “Bendecidos, prosperados y en victorias” con el comandante Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, esos son los eslóganes de las grandes y numerosísimas vallas que obstaculizan la vista en Managua, y me imagino que en toda Nicaragua.

Elegidas palabras para vender una pareja presidencial. Frases típicas de congregaciones evangélicas o de izquierdas revolucionarias mesiánicas, todo mezclado en un cambalache de mal gusto y peores intenciones. No hay discurso oficial en el que no se mencione al comandante o a la Murillo. Todo al mejor estilo de una dictadura bananera.

“En Nicaragua, la construcción democrática del sistema político y de la sociedad se ha revertido dando paso al establecimiento de un régimen autoritario. El Pueblo nicaragüense ha carecido, en los últimos años, de elecciones transparentes… Todos los fraudes electorales, desde el 2007, han favorecido la concentración total de poder en manos de Daniel Ortega y su familia…”, nos cuenta Ana Margarita Vijil, presidenta del Movimiento Renovador Sandinista, un partido de sandinistas que no aceptan que toda la lucha, sangre y desprendimiento del pueblo nicaragüense hayan sido hechas para implantar una dictadura de corte familiar a favor de Daniel Ortega, Rosario Murillo y compinches.

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