El Museo Alcázar de Colón

El Museo Alcázar de Colón fue inaugurado en 1957. La restauración duró desde el año 1955 hasta el 57. Javier Barroso Guerra fue el arquitecto español a quien Trujillo le asignó la tarea de restaurar el palacio, pero en su restauración preservó&#8

El Museo Alcázar de Colón fue inaugurado en 1957. La restauración duró desde el año 1955 hasta el 57. Javier Barroso Guerra fue el arquitecto español a quien Trujillo le asignó la tarea de restaurar el palacio, pero en su restauración preservó lo que era la casa del virreinato, con todo su esplendor. Las piezas que integran esta colección incluyen tapices, pinturas sobre tablas, en lienzos y mobiliarios de diversos materiales, entre los que sobresalen madera y metal.

La colección incluye piezas que datan del siglo XIV hasta el siglo XVI.
También cuenta con una colección de vajilla, con el fin de ser presentada durante el aniversario número 50 de la entidad cultural.

Alberto Florián, quien lleva siete años laborando en el centro, es el encargado de conservación y restauración de las obras que exhibe el museo y explica que éste está abierto de martes a domingo de nueve a cinco. Hay cinco guías, dos en la mañana y tres en la tarde. “El público está integrado en su mayoría por norteamericanos, alemanes y franceses. Los dominicanos visitan, mayormente, durante ‘‘La noche larga de los museos’’ o el último domingo de cada mes, cuando la entrada es gratis”, explica Lissette Acosta, una de las encargadas de seguridad y cuidado del mobiliario y las obras.

Las actividades que se realizan en el lugar son propiamente de la entidad. Es uno de los museos más visitados del país. Los precios de entrada varían, 100 pesos pagan los adultos, mientras que para los niños menores de ocho años y las personas mayores de 65, la entrada es gratis.

En la antigüedad el palacio constaba de 50 habitaciones, que más tarde se han convertido en 22 salas de exhibición.

En el primer nivel

Consta de 22 salas, 20 de las cuales están dedicadas a la museografía. La primera sala, es el Zaguán, está a la entrada de la construcción colonial, allí llaman la atención maniquíes vestidos a la usanza de la época colonial.

Los magistrales trajes que lucen, fueron confeccionados por afamados diseñadores dominicanos, entre ellos, Jorge Diep. A mano izquierda, impresiona un enorme caballo, símbolo de la conquista y que recuerda el que fuera el primer medio de transporte de la isla, que fue traído por Cristóbal Colón en su segundo viaje. Es esta una de las salas más populares. Los trajes, los tapices y el soberbio caballo, constituyen un enorme atractivo para los visitantes.

La Sala de paso, que era el lugar donde la familia real de la isla trataba los temas triviales, aquellos que no eran de importancia. En este espacio se puede observar una máquina de hilar. A unos pocos metros se encuentra la capilla privada de doña María de Toledo, a la que acudía al descender una escalera que iba desde su habitación directamente a la capilla.

A continuación, la Sala de la familia donde se reunía la familia real a tratar temas más serios y personales. En esta reunión solo participaba la familia, a diferencia de la Sala de paso, donde estaban presentes los miembros de la corte.

Le sigue el Antedespacho de don Luis Colón, primogénito de don Diego Colón y doña María de Toledo y más adelante la recámara de don Luis Colón.

Una cama renacentista, adornada con el escudo de la familia Colón. Una pintura sobre tabla, de estilo flamenco, que representa la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, constituyen el mobiliario de la alcoba.

A mano derecha se encuentra el Comedor de las doncellas. Como es sabido, la corte de doña María de Toledo constaba de 30 doncellas o damas de compañía. En realidad se trata de una representación. En la vitrina próxima al comedor reposan los platos de color metálico, la cerámica de Talavera de la Reina, una ciudad de España, que se especializaba en la elaboración de cerámicas azules. El mobiliario es original de la época. Unos pasos más adelante, una representación de una cocina europea. Como es conocido, las cocinas siempre estaban afuera de la casa, para evitar el humo provocado por la leña. En un rincón, reposa una enorme paellera.

En la Sala de vajillas, se encuentra una colección de vajillas realizadas para conmemorar el cincuenta aniversario de la fundación del museo.

A seguidas, la Sala de prueba, un lugar donde los esclavos debían probar la comida antes de ser servida a los amos. El recorrido en este primer piso, concluye en el Comedor de los virreyes.

En el segundo nivel

Ya en el segundo nivel, desde el balcón del pasillo oeste, se vislumbra la pequeña iglesia del siglo XVI, al otro lado del río Ozama, donde en principio fue fundada la ciudad. A lo largo del pasillo, hermosos tinajones adornan el entorno.

La primera parada, es la habitación de doña María de Toledo. En la pieza se observa un arca para guardar pertenencias, un reclinatorio, la cama que es de estilo barroco, aunque ese estilo surgió después del Renacimiento, por lo que la virreina no pudo tener una cama de este tipo, se hace una representación de esta cama majestuosa, para dar una idea de cómo era la cama de una alta personalidad. Cuenta con un brasero, que se utilizaba a modo de calefacción.

A continuación, la antecámara de los virreyes, donde estos discutían sus asuntos maritales. La adorna una pintura que data de 1530, atribuida a Fernando Martorelli, pintor italiano, la pintura representa a la Virgen con el niño Jesús en sus brazos. En la recámara de don Diego Colón, al igual que la de don Luis, la cama data del siglo XVI y exhibe el escudo de la familia Colón. La pared está adornada por una pintura sobre tabla, que representa la misa de San Gregorio y al otro extremo, otra pintura que representa la resurrección de Jesucristo.

Aquí también se encuentra la Sala del descubrimiento o despacho de don Diego Colón, desde donde eran despachados los asuntos oficiales del palacio. Adorna una de sus paredes, una pintura sobre lienzo, que representa a Cristóbal Colón y su hijo Diego, cuando éste era un niño. También se observa la réplica de la nave Santa María, una pintura sobre tabla, que representa la coronación de la Virgen, una caja fuerte. Sobresale la madera preciosa, la caoba, el nogal y demás.

En el segundo nivel, sobresale entre todas, el Salón de recepciones o el salón de fiestas, llama la atención su techo artesonado, un banco que representa peleas mitológicas entre caballeros y dragones y centauros. Hermosos calendarios, cuadros y otros atractivos y adornos propios de la época.

La sala de música está conformada por un arpa, una mandolina, una zanfona renacentista o zanfonía, un instrumento que data desde el siglo XII, fue concebido para ser tocada por dos personas, un teclado y una manivela, completan el salón. Según la historia, don Diego Colón era un virtuoso. Era músico y daba conciertos en la plaza cada fin de semana. No podía faltar la sala de lectura o biblioteca.

Dependencia
De este museo depende también el Museo Juan Ponce de León que está ubicado en San Rafael del Yuma en Higüey”.

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