Los hombres, como especie, cambiamos poco: Instintos, emociones, pasiones, son las mismas para el primer hombre como para el último recién nacido en este 2012. Pero aún así, la humanidad, como sociedad, ha hecho grandes avances. Una vez echado al cubo de la basura el siglo 20, que nos aportó dos grandes guerras, muchísimas guerritas nacionalistas, e innumerables dictaduras que aún perviven, podríamos decir que vivimos mejor que hace 100 años.
Aunque a veces aparecen algunos especímenes que quieren volver todo atrás.
El Congreso dominicano, un zoológico bien organizado, está modificando el sistema penal positivo en varios aspectos. Una de esas modificaciones es en lo referido a la violencia intrafamiliar y la ejercida contra las mujeres. Visto así, parecería algo normal y hasta lógico, porque modificaría una ley sexista, algo inaceptable, que protege sólo a las mujeres, una ley que trata a las mujeres no como a iguales, sino como una especie a proteger.
¿Qué buscan? Eliminación o disminución de la sanción a la violencia de género contra las mujeres; sólo considerar grave la violencia intrafamiliar cuando se cause la muerte de la víctima, una incapacidad permanente o por más de 90 días; reducir y reclasificar la pena al incesto. Un padrastro no sería incestuoso si viola a sus hijos no biológicos; reducir la pena al acoso sexual; el enmascaramiento a la violación sexual a una menor de edad.
El alegado principal para volver hacia atrás en la historia, antes de la Ley 24-97, es la de que muchas veces los violentos deciden matar porque las penas por acoso, intento o violencia leve son iguales a si asesinaran. Al matar eliminan al testigo y o a la acusadora, y así podrían salirse con la suya. Me imagino que así piensa la gran cantidad de legisladores que han estado involucrados en acciones violentas, abusadoras e incestuosas. De seguro pensarán que como ellos no mataron, no debieron haber sido denunciados, ni ultrajado “su honor” de legislador, por una simple paliza, violación a una menor, a su mujer, o su hija.
Se busca modificar lo referido al artículo 309-1 y siguientes: “Constituye violencia contra la mujer toda acción o conducta, pública o privada, en razón de su género, que causa daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, mediante el empleo de fuerza física o violencia sicológica, verbal, intimidación o persecución”.
Quieren rebajar las sanciones al violento, y reducir los hechos punibles a casi la muerte de la víctima. Para que haya violencia hay que matarlas, bien matadas, y solo así entrarían las sanciones. En principio, esos congresistas, muchos abusadores, los hechos lo demuestran, están inhabilitados moralmente para ver esas modificaciones.