El panorama actual nos presenta una mujer que se mira en el espejo de la independencia. Es capaz de valerse por sí misma; de compartir los gastos del hogar con su compañero o de sostener por sí sola su familia, si fuera necesario. El informe de la OIT, More and Better Jobs for Women (Más y mejores trabajos para la mujer) plantea que el 45% de las mujeres en todo el mundo, entre 15 a 64 años (edad productiva) son económicamente activas.
El Director General de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), Michel Hansenne, es preciso cuando define la incidencia de la mano de obra femenina a nivel mundial: “Su fuerza de trabajo relativamente barata ha servido de piedra angular para la industrialización y la competitividad internacional de muchos países en desarrollo”.
En esa misma línea, según un informe publicado por esta organización, fruto de unas investigaciones realizadas por cinco agencias de las Naciones Unidas, por primera vez en la historia, más de la mitad de las mujeres en edad de trabajar (100 millones) forman parte de la fuerza laboral de América Latina. El número, asegura, tiende al aumento.
Esto es una buena noticia, desde la perspectiva de la igualdad de género. Sin embargo, hay que aclarar que pese a este incremento, las mujeres siguen siendo mal remuneradas en sus empleos, y el número de desempleo para el 2010 era mayor que en el hombre, un 9,1% frente a un 6,3%.
Pero, ¿qué significa todo esto? Que la carga es doble cuando la mujer decide tener hijos, porque tiene que lidiar con las responsabilidades de la oficina, el hogar, la de esposa –si está casada– y la que demandan su o sus hijos(as).
Difícil no es suficiente palabra para describir esta escena. Solamente las madres trabajadoras que estén leyendo estas líneas pueden comprender de qué se trata.
Maternidad y trabajo, ¿hay que elegir?
“Si una madre trabaja y lo hace con sentimiento de culpa, no le va a ayudar ni a ella ni al niño(a)”, afirma la licenciada Luz Marina Cortázar, directora ejecutiva del Instituto de la Familia. Sin embargo, librarse de él podría convertirse en una tarea titánica.
Reyna Pinales se marcha cada día a su trabajo en una compañía telefónica, con este pesar a cuestas. La primera vez que tuvo que dejar a su hija con otra persona, después del parto, le hacía sentir impotente, con miedo: “Sabía que tenía que dejarla, porque tenía la obligación, pero fue muy difícil”.
Reyna, de 30 años y cuatro de casada, estaba acostumbrada a trabajar, pero la historia le cambió cuando nació su pequeña que ahora tiene dos años y medio. “A mí me gusta trabajar, pero también estar con mi niña. Lo ideal sería que pudiéramos tener un empleo que nos permita hacer ambas cosas, en el que pueda manejar mejor mi tiempo”. Pinales, quien también es estudiante de termino de comunicación social en la UASD, afirma que aunque su horario es de ocho horas, en ocasiones se extiende una hora y media o dos horas más. “Llego a la casa agotada, porque el trabajo me roba mucha energía. El tiempo que te queda para estar con tu familia, no es de calidad”, reconoce.
El empleo ideal
Reyna Pinales piensa antes de responder. Reconoce que por su trabajo, se concentró en su hija, pero se olvidó de su esposo y de sí misma: “No compraba nada para mí, ni cuidaba mi imagen, no hacía nada para relajarme. Al darme cuenta de que las cosas andaban mal, reaccioné”. Esa situación le hizo pensar en lo que sería el empleo ideal.
Busca el balance
Tener un empleo no significa que tienes que olvidarte de tu familia. Con esfuerzo y un poco de ingenio, puedes darle amor, estabilidad, calidad en la relación. “Si la madre se planifica bien, de tal manera que cuando llegue del trabajo pueda darle cantidad y calidad de tiempo, entonces el niño va a crecer y desarrollarse de manera saludable”, reconoce la especialista Luz Marina Cortázar.
Lo primero que recomienda es que al llegar a la casa, la madre se concentre en tomar para sí misma 10 minutos. Que lo converse con los demás y les explique que necesita ese tiempo para estar sola. Cortázar explica que en ese tiempo puede tomar un baño, acostarse, leer, tomar o comer algo, descansar. Una vez que se sienta repuesta, puede iniciar las labores de la casa y estar con sus hijos(as) con más disposición.
El secreto está en involucrarse con ellos, en sus juegos, en cualquier actividad, de manera que durante el tiempo que pasen juntos se mantengan en una estrecha interacción. Si eres de las que también les toca realizar los quehaceres del hogar, la especialista aconseja que, dependiendo de la edad del niño(a), la madre puede involucrarlo en forma de juego, siendo esta una forma en que se cultive el vínculo madre-hijo y se logre un desarrollo integral.
Si el problema es que llega muy tarde, hay alternativas: “La madre puede desarrollar una rutina en la que saque tiempo, aunque sea poco, para ponerle la pijama, cenar e irse a dormir, leerle un cuento, sentarse un momento en la cama y le preguntar cosas como qué fue lo que más le gusto del día”, observa la especialista. Eso durante la semana. Ya quedará el fin de semana para estar con ellos más tiempo.
La vitalidad de una relación
La mayoría de los animales no necesitan de sus padres a los pocos días de haber nacido. No sucede así con el ser humano. Es apenas al año, como nos recuerda la directora del Instituto de la Familia, Luz Marina Cortázar, cuando puede defenderse por sí mismo, ya que es la edad aproximada de comenzar a caminar. Por eso, afirma, es tan importante el vínculo que se crea con la madre.
Aunque no todos los niños reaccionan de la misma manera, la carencia de afecto, tiene sus consecuencias. “Una distancia emocional con la madre pudiera reflejarse en el desarrollo intelectual del niño. En su desarrollo escolar, porque está causando daños emocionales y al no saber cómo manejarlo, una forma de reaccionar es en el rendimiento”, explica la especialista, que define a los niños que tienen padres pero no los ven, como “huérfanos funcionales”.
Cuando la estructura que tiene que cumplirse en la familia no existe, suele pasar que el niño(a) puede crecer con depresión e incluso convertirse en delincuente. “El vínculo se logra desde el momento en que nace el bebé. Si no se alimenta, el niño(a) crece con apego inseguro, lo que hace que pueda tener dificultades a nivel neurológico, cerebral. Hay ciertas áreas que no se desarrollan por la falta de la presencia de los padres”, afirma Cortázar, asegurando que hay estudios científicos que lo comprueban.
¿Qué es el apego inseguro? Se caracteriza por tener autoestima baja, inseguridad, rebeldía (porque la inseguridad lleva a ser rebeldes) y más tarde puede ser que esos niños sean agresores. Que es lo que vemos en el bullying. Cuando vas a ver, el agresor, que es el victimario, es también una víctima, porque ha tenido muchas carencias dentro del círculo familiar.
Salud
Según un estudio publicado en el periódico Clarin, de argentina, que fuera realizado por la American Sociological Association (ASociación Sociológica Americana), de Ee.Uu., revela que las mujeres que trabajan tiempo completo, son mental y físicamente más saludables que aquellas que no trabajan o se quedan sin empleo continuamente. Por otro lado, hay beneficios para las madres que trabajan medio tiempo. Así lo informa una investigación publicada en 2011, en el Journal of Family Psychology, destacando que éstas presentan menos conflictos relacionados con el trabajo que las que laboran tiempo completo, y además, tienen mejor y mayor relación,con sus hijos (as).
“que no sea un horario largo o que pueda manejarlo. Yo prefiero algo que me de calidad de vida y no dinero que después no pueda disfrutar. ¿De qué me sirve ganar dinero y no tener con quién disfrutarlo? Reyna Pinales
Segura
Por si no lo sabías, el Código del Trabajo protege a la mujer embarazada. Ningún empleador puede despedir por esta razón. Esto queda establecido en el libro cuarto, artículo 233: “El empleador que despida a una trabajadora sin observar la formalidad prescrita precedentemente está obligado a pagar a dicha trabajadora además de las prestaciones que le corresponden de acuerdo con este Código, una indemnización equivalente a cinco meses de salario ordinario”. Es bueno recordar esto a propósito de que ciertos sectores empresariales quieren proponer que se establezca que la mujer embarazada tenga derecho a renunciar encontrándose en ese estado. Queda en evidencia que no hay razones que impidan que una embarazada decida prescindir de un empleo, por lo que esto puede ser una estrategia para poder cancelarlas y hacerles firmar una carta de renuncia.
Tiempo y salud
“Durante el primer año del nacimiento del hijo(a), la trabajadora podrá disponer de medio día cada mes, según su conveniencia, para llevarlo a la atención pediátrica”. Libro 4, Art. 243, Código del Trabajo.