MADRID (AP) — Bebo Valdés, el gran pianista y arreglista que a principios de los años 50 tuvo “el honor de hacer el primer jazz de Cuba”, falleció. Tenía 94 años.
Valdés murió el viernes en Suecia, donde vivió más de 40 años, confirmó a la AP la Sociedad General de Autores Españoles sin especificar la causa.
Su hijo, el también afamado músico Chucho Valdés, radicado en su natal Cuba, se encontraba en España pero no pudo ser localizado de inmediato. Valdés realizó una gira española con su hijo para celebrar sus nueve décadas de vida en años recientes.
Nacido el 9 de octubre de 1918 en la población cubana de Quivicán, Dionisio Ramón Valdés Amaro, su verdadero nombre, estudió música en el Conservatorio Municipal de La Habana y trabajó como arreglista para la emisora Radio 1010, propiedad del Partido Comunista.
En 1948 inició una década de éxitos como arreglista y pianista del famoso club Tropicana, lo que consideraba como “el momento decisivo” de su carrera, entre otras cosas, porque le dio la oportunidad de viajar por el mundo. Y en 1960, poco después de que Castro asumiera el poder, decidió dejarlo todo y abandonó la isla por México.
Eventualmente fijó su residencia en Suecia, aunque en el 2007 se mudó temporalmente al pueblo andaluz de Benalmádena, en la Costa del Sol española.
“No me gustaba el régimen y no me gusta. Por eso me fui y por eso no vuelvo” a Cuba, aseveró en una entrevista con la AP en el 2005 en la que reconoció, empero, que esa fue la decisión más difícil que tuvo que tomar en su vida.
Aunque vivió décadas alejado de su patria, siempre se mantuvo fiel a sus raíces. Al menos musicalmente.
“Siempre me he inspirado, desde que me fui de Cuba, en el sabor de mi tierra”, aseguró el ganador de múltiples premios Grammy y Latin Grammy, entre otros reconocimientos.
El incansable músico produjo decenas de discos hasta el último momento. A los 90 años se midió nuevamente por un Latin Grammy, junto con Javier Colina, en la categoría de mejor álbum instrumental por “Live at The Village Vanguard”.
“Yo nunca espero las nominaciones y, por eso, siempre son doblemente agradecidas”, expresó a la AP en octubre del 2008.
Valdés continuo tocando el piano casi todos los días de su vida, sin perder nunca “el amor por la música” ni su chispa de picardía.
Al preguntársele cuál era el secreto de la longevidad cuando cumplió sus nueve décadas de vida, respondió en e-mail desde España: “Si te lo digo, no es secreto… (risas). Pero, entre nosotros, ni fumo, ni bebo”.
Dijo que la mayor dificultad de haber llegado a los 90 era “padecer enfermedades propias de mi edad”. Y la mayor satisfacción “haberme curado para seguir tocando el piano y que a la gente le guste”.
A la generación de relevo le dio el mismo consejo que a él le dio su madre: “Aplicarse para salir adelante y que crean en el Espíritu Santo, porque te limpia y te transforma para mejor”.
Y respondió además que quería ser recordado “con el corazón” que había puesto cuando hacía música.