M uchas son las tareas y actividades que puede desarrollar una persona en su diario vivir. Eso es algo que está más que demostrado. No hay que repetirlo. Por eso, el título de este artículo no hace referencia a los muchos roles que los tiempos y la necesidad le obligan a las personas a desempeñar.
Cuando nos referimos a esta multiplicidad, lo que pretendemos es dejar establecido que muchas veces, el lugar, el día y las compañías del momento determinarán nuestras actitudes, nuestro lenguaje y comportamiento frente a los otros.
Muchas veces la gente lo hace sin darse cuenta, por no actuar de manera diferente a como lo hacen los demás. Otras veces, es el resultado de una conducta estudiada, un esfuerzo por disfrazar su verdadero yo, para caer bien, para ser aceptados.
En otras ocasiones, como una forma de “encajar” solo sigue la corriente, por no “desafinar” en el grupo en el que se desenvuelve. En realidad algunas personas son muchos dentro de un solo cuerpo. Quienes se resisten a esta multiplicidad estarán solos, aislados, no podrán contar entre sus amigos un número mayor que los dedos de una mano.
La gente le teme a la sinceridad, a escuchar la verdad sobre sí mismos y cuando aparece uno que “desafina” en el grupo, que dice lo que piensa, que vive y actúa de la misma manera en todos los escenarios, no es aceptado, se ganará el rechazo y pagará con soledad y muchas horas de tristeza, pero al final estará satisfecho de ser quien es donde quiera que esté y con quien esté.
El entorno y el lugar transforman a la gente y la hacen irreconocible aun para aquellos a quienes les une un vínculo íntimo, una relación de años, que haría suponer que le conoce muy bien. Muchos factores inciden para que pasen estas cosas, muchos. Y es que aunque a algunos no les gusta admitirlo, ciertamente la vida es un teatro, donde cada uno interpreta el papel que le corresponde, cada día se aprende sus diálogos y las escenas que le toca escenificar, memoriza cada frase, estudia gestos y caras que vayan acorde con las palabras vacías que va a expresar, a los fines de hacer creíbles las líneas de su parlamento. Somos actores, y como tal nos sobra capacidad para interpretar cualquier personaje en cualquier historia.