Los eventos a un lado de nuestra sociedad parecen no afectar a un observador situado al otro lado de la misma sociedad; una especie de horizonte de sucesos sociales. Pero no es así, lo que le sucede a A, le sucederá a B necesariamente.
Las manifestaciones de duelo por la muerte a cuchilladas, en un aparente ajuste de cuentas en Barcelona, España, de Monkey Black o como se llamara ese señor, nos da el retrato de lo que no queremos entender de nuestra sociedad de hoy. En su funeral y posterior entierro, se pudo ver quiénes somos hic et nunc. En esas manifestaciones había más gente que en las convocatorias contra la supresión del derecho a demandar a funcionarios corruptos o en cualquiera de las que “Las fuerzas vivas de la Nación” ha convocado en los últimos años. Ese es nuestro Nueva York chiquito, chiquito de mente y de alma, el que algunos han querido y dejado que se convierta la República Dominicana de hoy.
No hay ni que hablar de los méritos o desméritos del Monkey Black, sabemos que ahí no había nada. De lo que hay que hablar es de quiénes han hecho de personajes como ese un héroe. ¿De qué materia prima se compone esa masa de almas que sufrían, lloraban y se rasgaban las vestiduras por la muerte de su Monkey Black? Es la materia prima con la que estamos hechos los dominicanos de hoy; la falta de fe en su país y en sus dirigentes. La desesperanza buscando un clavo ardiente de donde agarrarse.
Otro rapero local, de los asiduos a tribunales, comentó en su cuenta de Twitter que “Me siento tan mal pero tan mal que no quiero llegar a ofender a Dios, pero no quiero creer que ya no estás con nosotros”, o sea, le mataron lo mejor que él tenía como horizonte.
Lo que llamábamos “poder de convocatoria” de los líderes sociales estaba basado en valores como formación, dedicación y compromiso con su grupo. Hoy no sólo los políticos han perdido ese poder de convocatoria; los comerciantes, industriales, o financieros ni siquiera van a sus Consejos de directores a preocuparse por los suyos, porque todos están contra todos y a nadie le importa el otro. Contrario a los seguidores de Monkey Black.
El horizonte de sucesos es una superficie imaginaria de forma esférica que rodea a un agujero negro, en la cual la velocidad de escape necesaria para alejarse del mismo coincide con la velocidad de la luz. Por ello, ninguna cosa dentro de él puede escapar debido a la atracción de un campo gravitatorio extremadamente intenso. ¿Habremos caído en un “agujero negro”?