La jueza Miriam Germán Brito manifestó ayer que le “mortifican” los traslados de jueces realizados por la Suprema Corte de Justicia, ya que en ocasiones se cometen injusticias.“Yo tengo una sensación mortificante cada vez que se produce un traslado, porque a veces se hacen en un entorno como el mío esa vez, que parecía una sanción”, expresó la presidenta de la Segunda Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia.
Durante su ponencia en el panel dirigido a mujeres miembros del Poder Judicial, Germán Brito aseguró que a veces se comenten injusticias en el traslado de jueces y en ocasiones es por simplemente tener criterios diferentes con otros magistrados.
Para explicar su parecer se puso como ejemplo. Relató que una vez renunció del sistema porque le habían trasladado al Distrito Judicial de Baní, por el simple hecho de haber tenido una diferencia de criterio con el entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia.
“Me enviaron para Baní. Y lo hicieron en un entorno que ese traslado parecía una sanción, y yo había tenido una hoja de ejercicio limpia. Simplemente había tenido una diferencia de criterio y uno no está en un lugar para decir amén, amén. Eso nada más lo hace usted en la Iglesia”, dijo la jueza a los asistentes al panel para mujeres. “Si hay motivos para sancionar a alguien, usted lo que debe es debatir esos motivos públicamente en un juicio, de manera que esa persona tenga la oportunidad de defenderse”, refirió.
Presiones y creencia de jueces
De igual modo, la presidenta de la Segunda Sala indicó que las presiones no deben ser los factores determinantes a la hora de un juez o una jueza tomar una decisión, porque para contribuir a la creación de una sociedad de iguales no se debe pensar en la condición económica, ni social, ni en la inclinación política de un procesado.
“Este es un oficio que a veces es doloroso, pero es un hermoso oficio en el que usted puede contribuir a algo muy difícil que es una sociedad de iguales. Usted puede contribuir a esa sociedad de iguales, cuando usted tiene al que juzga en frente; no pensar en su condición económica ni social y en su inclinación política; el asunto es entre él y usted y nada más”, expresó la magistrada.
Dijo que los jueces tienen derecho a simpatizar por algún partido político, o a simpatizar por las ideas anarquistas, comunistas, puede ser de la derecha que ronda el fascismo porque ese es su pensamiento, pero no a juzgar a las personas por dos parámetros diferentes; los que piensan como él y los que no piensan como él.
Se deben dejar los prejuicios al juzgar
La magistrada dijo que el ser juez implica desprenderse de los prejuicios que se puedan tener, de cualquier índole, porque un procesado se puede defender de lo que le dicen en presencia de su abogado en una audiencia “pero él no se puede defender del prejuicio que un juez lleva dentro”. Refirió que hay veces que para juzgar adecuadamente, el magistrado “tiene que conocer la vida del que está ahí y eso generalmente no es posible”.