El recuerdo del eslogan de campaña de Danilo Medina “Corregir lo que anda mal, continuar lo que está bien y hacer lo que nunca se ha hecho” me recuerda una recomendación que diera Soren Kierkegaard al rey Christian VIII, a solicitud de éste sobre cómo debe comportarse un rey, “En primer lugar sería conveniente que el gobernante sea feo, luego debería ser sordo y ciego, o al menos comportarse como si lo fuera, porque ello resuelve muchas dificultades… y después, no debe hablar demasiado, sino disponer de un pequeño discurso estándar que pueda ser usado en todas las ocasiones; un discurso por tanto sin contenido…”. Los gestos y comportamiento del gobierno de Danilo Medina en éstos últimos tres años encajan perfectamente con lo recomendado por Kierkegaard. Pero no sólo fue el eslogan, sino multitud de declaraciones como las de “Solo gobernaré cuatro años” o “El primero que el rumor público señale le voy a pedir cuentas”. O sea, que parece estar sordo pues no ha oído el rumor y actos públicos sobre la corrupción de ayer y de hoy.
El presidente Danilo Medina hizo modificar la Constitución para poder reelegirse. Hizo lo prometido: Corrigió la Constitución, continuó lo que estaba bien para su grupo e hizo lo que nunca se había hecho; apoderarse del PRD. Ahora uno se pregunta, ¿con qué eslogan tratará de engañar de nuevo? De seguro vendrá con algo tan trillado como “Ahora haré el gobierno que siempre quise” o uno ya usado por él anteriormente “Ahora es”.
En las ideas que inspiran las Constituciones políticas de los países occidentales no dictatoriales están las de que ciertos derechos, especialmente los denominados civiles y políticos, aseguran la libertad individual, y que los derechos sociales, culturales y económicos garantizan la igualdad. Esas bellezas son, como los eslóganes políticos y los preámbulos de muchas constituciones, como el caramelo que se le ofrece al niño para que haga lo que le interesa al adulto, para que sea obediente y acepte todo lo que venga después; los deberes, las obligaciones.
Quienes gobiernan siempre ven los “Derechos” y las promesas de campaña como cuestiones aspiracionales del pueblo. Cosas que hay que prometer, sobre todo en campaña, pero que no es obligación cierta, mandato de obligado cumplimiento. Mientras que los “Deberes” son la obligación y el día a día que debe hacer cumplir cualquier gobierno que se respete, pues para eso fue elegido; para hacer cumplir la Constitución en lo que les conviene a los gobernantes de turno.
Dentro de muy poco tendremos elecciones nacionales y veremos la condición humana retorcerse. Veremos a la razón contradecirse a sí misma; veremos accionar a la especie como tal.