Recientemente le pregunté a un pasado ministro de Industria y Comercio qué tiempo le dedicaba al tema de los hidrocarburos, a lo cual sin titubeos me respondió “sobre el 80%”. El tema de los combustibles, con el gas natural, la creciente popularidad del gas licuado para uso en el transporte, los acostumbrados pero difíciles ajustes semanales, y toda la regulación de la logística de distribución y comercialización, corresponden a un universo muy diferente a la formulación e implementación de políticas industriales para un país como el nuestro, inmerso en un rápido proceso de apertura comercial.
Tiene pues todo el sentido, separar en diferentes ministerios lo que concierne a energía y minas, con el ámbito más horizontal de industria y comercio.
En su discurso inaugural, el presidente Medina expresó a su vez la importancia que jugará en su gobierno el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes). Es un hecho que las necesidades de las empresas según su tamaño son diferentes y por ende el Estado debe jugar un rol diferenciador al momento de fomentarlas. Así como los bancos en su proceso de especialización han desarrollado productos que se amoldan a las diferentes necesidades de sus clientes, de la misma manera las instancias públicas deben segmentar sus servicios y planes de apoyo a los sectores productivos nacionales.
Recientemente la Asociación de Industrias (AIRD), realizó un levantamiento sobre el universo de las empresas manufactureras en el país, una especie de mapeo utilizando diferentes bases de datos, muchas de ellas oficiales, como son la ONE, DGII y la TSS, pudiendo identificar 7,400 empresas. De este grupo apenas 260 empresas se podrían clasificar como grandes, bajo el criterio que establece nuestra ley de contar con más de 200 empleados. Por consiguiente, el resto recae en Mipymes, lo que explica la importancia que el presidente Medina le está otorgando a este tema.
Las Mipymes representan la gran mayoría de nuestras industrias, existiendo un gran potencial para su crecimiento, tanto en generación de empleos como para fines de su internacionalización y generar divisas. Ahora bien, mientras las grandes empresas representan apenas el 3.5% total, aglutinan el 62% de las exportaciones y aportan el 70% de los empleos formales del sector.
Por consiguiente es fundamental llevar una política de desarrollo industrial diferenciadora, que tome en cuenta estas realidades y que se ajuste a las necesidades de los diferentes segmentos.
Por un lado encauzada hacia el crecimiento de las grandes empresas, pues son las que concentran nuestras exportaciones y los empleos formales, brindan masa crítica a áreas de servicios como el transporte, la logística de exportación y fortalecen el encadenamiento productivo. Por el otro lado la implementación de políticas y acciones de fomento a las micro, pequeñas y medianas empresas pues aquí yace el mayor potencial de crecimiento y donde las necesidades de asistencia son amplias y diversas.