El presidente del Tribunal Constitucional, Milton Ray Guevara dijo ayer que en la sociedad dominicana existe un “virus” institucional llamado “reformatitis constitucional” y que hay que crear el mecanismo que regule la modificación a la Carta Magna.Durante su discurso de rendición de cuentas, Ray Guevara, explicó que “lo razonable es abrir una vía de reforma, no tan estrecha que la Constitución sea prácticamente irreformable y quede anquilosada, pero tampoco tan ancha que la Constitución se convierta en el periódico de cada mañana”.
Refirió, además, que desde la instauración de las Altas Cortes un sector minoritario de la clase política, así como algunas organizaciones de la sociedad civil e instituciones internacionales de gran presencia, supuestamente dedicadas a la promoción de los derechos humanos y el Estado de derecho, no han cesado de atacar ferozmente a las cabezas del poder jurisdiccional.
Ray Guevara respondió a las críticas que hicieron al Constitucional previo a que se diera a conocer el fallo que declaró inconstitucional el Código Penal, sin que se tocaran los artículos referentes al aborto, asegurando que se tejieron conjeturas infamantes acerca de la decisión.
“Todas las imputaciones que se realizaron al TC en torno a esta decisión son una mentira descomunal. Esa no es la forma de criticar las decisiones judiciales en un Estado de derecho. Se trata más bien de un atentado a la independencia judicial, sustentado en prejuicios y siguiendo, en determinados casos, planes espurios preestablecidos”, señaló.
“¡Quienes nos piden independencia, no pueden imponernos su dependencia!”, dijo el presidente del TC, previo a mostrar su aprobación a la convocatoria de un foro para analizar la situación de la justicia en el país propuesta por el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán Mejía.
Advierte el TC no puede actuar sometido a presión
El presidente del Tribunal Constitucional, Milton Ray Guevara dijo que el poder jurisdiccional no debe actuar al abrigo de presiones internas o externas de cualquier índole, sin desmedro de la crítica respetuosa y responsable de las decisiones jurisdiccionales, como un mecanismo legítimo de control ciudadano que coadyuva al fortalecimiento del poder jurisdiccional.