Un billón de cualquier cosa es una cifra alucinante. El sólo pensar en un billón de pesos es algo obsceno; pero poseer un billón de euros es algo que forma parte de una patología peligrosísima de la conducta humana; Sin embargo, se dice que existen algunas personas, llamadas “Los mercados”, que tienen alrededor de 15 billones de euros en paraísos fiscales, equivalente al PIB de Estados Unidos y Japón. Lo de paraísos fiscales es una redundancia, pues un paisito que tenga más de un millón de millones de euros tiene que ser un paraíso.
Y uno se pregunta, ¿alguien con tal cantidad de dinero necesita seguir invirtiendo y especulando? Ante otra pregunta, ¿dónde invertirías mil euros? Un analista de inversiones español, en forma de broma, contestó: “Si en enero de 2007 hubieses invertido 1,000 euros en acciones de Royal Bank of Scotland, uno de los mayores bancos del Reino Unido, hoy tendrías ¡29 euros!”.
“Si en enero de 2007 hubieses invertido 1,000 euros en acciones de Fortis, otro gigante del sector bancario, hoy tendrías ¡39 euros!”.
“Ahora bien: si en enero de 2007 hubieses gastado 1,000 euros en vino tinto de Rioja (en vino, no en acciones) y te hubieses bebido todo y vendido las botellas vacías, ¡hoy tendrías 42 euros! Conclusión: En el escenario económico actual, pierdes menos dinero esperando sentado y bebiendo buen vino”.
Realmente el escenario financiero de éstos tiempos es cada vez más grotesco. ¿Hasta dónde llegaremos? ¿Habrá colapsado todo el sistema y nos acercamos al fin del mundo tal y como lo conocíamos? Los dominicanos tenemos una expresión muy atinada que dice: “la angurria mata la churria”, y ésta churria financiera ya está haciendo aguas, porque los mismos que la dirigen ya no la controlan y han perdido toda medida y decoro.
¿Qué hacer?, como el título del clásico libro de Lenin, es la pregunta angustiante de cualquier hijo de vecino que, a fuerza de sacrificios personales, tiene algunos ahorrillos. Las inversiones inmobiliarias son cosas de risa. Invertir en oro y metales preciosos deja la impresión de que es otra burbuja que nos están preparando para acabar con lo último que teníamos. Depósitos en un banco, ya hemos visto como terminan. Abrir un negocito de cualquier cosa exige que primero le pagues al Estado en impuestos por hacer una compañía, y en impuestos a futuros beneficios, más la incertidumbre de si vas a vender algo; una locura. Las imágenes de Las uvas de la ira de Steinbeck son cada vez más poderosas. Pensar que los que tienen billones están tratando de quitarte tus pesitos es de rabiar. Tiempos de crisis, tiempos de desazón.