Mucha certeza encierra esta frase de autor anónimo: “Todos los problemas tienen la misma raíz: el miedo, que desaparece gracias al amor; pero el amor nos da miedo”. Esto, sobre todo en la primera parte, esa que dice que el miedo es la raíz de casi todos los problemas de la humanidad.
El miedo es también el principal impedimento para alcanzar lo que deseamos y para disfrutar de los, cada día más escasos, momentos de felicidad que nos tocan a lo largo de nuestra vida.
Es normal sentir miedo en cualquier escenario, ante cualquier situación. No es extraño sentir miedo a perder, a fracasar, a sufrir… es parte del ser humano, le acompaña, le asalta por sorpresa. Lo que no debemos permitir es que el miedo domine nuestras vidas. Cuando eso pasa, se esfuma nuestra alegría.
El miedo nos paraliza, nos hace infelices, nos derrota, aun sin haber intentado alcanzar el éxito.
Una persona llena de temor difícilmente pueda tener paz, pero también es bueno cuando esa persona es consciente de sus temores, eso le permitirá buscar la forma de erradicarlos de su vida.
Pienso que el miedo es una cárcel que limita nuestras acciones, que no nos deja crecer, que nos lleva a dañarnos a nosotros mismos y a aquellos que más queremos.
Es uno de nuestros grandes enemigos, cuando por culpa de él lastimamos a otros, nos damos cuenta del efecto negativo de su presencia en nuestras vidas.
El temor razonable forma parte de la vida de todo ser humano, pero todo ser humano debe luchar con todas sus fuerzas para evitar que el miedo lo controle y acabe con su tranquilidad y con la poca felicidad de su entorno.
Un miedo excesivo podría hacer que quienes nos quieren se alejen de nosotros para siempre, porque en nuestro afán de protegerlos, corremos el riesgo de lastimarlos.
Quiero terminar con esta frase que encontré en la web, firmada por Aldous Huxley: “El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma”.