Una buena parte de los fanáticos del baloncesto criollo está enfurecida con Al Horford. Lo condenan a la hoguera por tardar en decidir que no iba al Preolímpico de Las Américas. Yo digo que eso es mentira. Lo critican porque siempre hay algo que criticar, por honor a esa patente que tienen los fanáticos de criticar y expresarse cuando las cosas definitivamente no van a pedir de boca.
Estoy seguro, como plantee ayer en Mañana Deportiva y como lo escribí en mi cuenta de Twitter, que un no de Horford en enero 28 hubiese arrancado las mismas críticas crueles que ha desprendido este no de julio 28.
Que nadie se llame a engaño. La gente está molesta porque se trata del mejor jugador del equipo dominicano y es natural y entendible que su ausencia cause decepciones y que se desborden las pasiones.
Horford dijo ayer en el programa radial Estadio 94 (Fidelity 94.1) que los responsables del equipo sabían desde hace algún tiempo su indisponibilidad. Su madre Arelis Reynoso, en Twitter, escribió algo semejante. O sea, si obedecemos a esas dos opiniones entonces no se puede hablar de tardanza o demora por parte del jugador, por lo tanto, nos quedamos con un mero no, sin el apellido de la tardanza.
Ahora bien: hay una parte del negocio que probablemente nunca ustedes entenderán y que, probablemente, porque no tengo la verdad absoluta, esta haya sido una demora diseñada.
Los remito a 2014 cuando también se informó que Al no iba a escasos días de la Copa del Mundo de España y en su momento los fanáticos igual alegaron que lo había dejado saber demasiado tarde.
En término de la decisión, pienso que Horford ve su carrera por encima de todas las cosas y demuestra que tiene intereses mayores que participar con el equipo quisqueyano. ¿Acaso eso lo convierte en un apátrida?
No. Negocios son negocios.
Horford será un agente libre al final de la próxima temporada en la NBA y es muy probable que se ‘embolsille’ un contrato de más de 120 millones de dólares, algo que, me imagino, ninguno de mis lectores pondría en riesgo. Yo tampoco lo haría, no los culpo.
No quiero ser ave de mal agüero, pero si en 2015 la participación del NBA dominicano se tornó difícil, no quieran imaginar qué sucederá en 2016 cuando seguramente haya firmado un jugoso contrato. Claro, eso es en caso de que nuestra selección no consiga un pase ahora en México y tenga que buscarlo en el repechaje.
Si se obtiene el pase a los Juegos Olímpicos ahora en México, honestamente no sé cuánto esto podría o no interesarle a Horford. Las Olimpiadas son la consagración de cualquier atleta.