En la familia, los actos de violencia no son sólo físicos, sino también verbales; hay palabras que hieren más que una bofetada. La ira y la rabia son el enemigo principal de una relación; cuando las dejas entrar en tu vida se vuelven un gigante dentro que no puedes controlar.
La Biblia es un gran manual de instrucciones. En ella está toda la sabiduría de nuestro Creador. Es imposible equivocarse si adoptamos sus consejos como un estilo de vida, no como religión.
“Panal de miel son las palabras suaves, suavidad al alma y medicina a los huesos”, Proverbios 16:24.
Las palabras suaves tienen la capacidad de transmitir un mensaje que aunque sea difícil será recibido con atención, respeto y consideración.
Les aconsejo controlar nuestra mente y evitar a toda costa hablar cuando estamos enojados.
Tener o no la razón no justifica una mala manera de comunicar el argumento. Debemos entender que una palabra dicha de forma ofensiva va a provocar una reacción agresiva, y por ende dañará la relación. Aún si el interlocutor asume una actitud incorrecta, no es justificable la agresividad en la comunicación. Entonces, hablar siempre con palabras amables es necesario.
Iniciamos un nuevo año lleno de ilusiones y metas; todos tenemos propósitos que anhelamos lograr para el nuevo año. Les exhorto que una de ellas sea mejorar la forma de expresarse con sus amigos, compañeros y sobre todo con la familia.
Mantener una familia saludable es un gran desafío, pero es el desafío que nos puede dar las más grandes satisfacciones de la vida.
¡Feliz y maravilloso 2014!