Puedo comprender cuán difícil es aceptar la amorosa gracia de Dios; humanamente hacemos tanto esfuerzo sin siquiera rozar el tope anhelado… Ver el premio soñado en manos ajenas pudiera ser el detonante para aceptar el tentador mensaje del enemigo: “¿Para qué tanto esfuerzo?”, “si no ves la oportunidad fabrícala y si la tienes, aprovéchala”, pero te diré que la gracia es ese regalo inmerecido, mayor a tus expectativas con el que Dios te sorprende por todo lo alto, porque el amor se goza con tu bienestar, provoca tu paz y tu felicidad, es lo que hace de tu esencia el mejor perfume para quienes te rodean. Su amorosa gracia te califica, más que especial te hace exquisito, más que noble, te hace bondadoso y más que fuerte te hace vencedor.
¡Más que especial!
Puedo comprender cuán difícil es aceptar la amorosa gracia de Dios; humanamente hacemos tanto esfuerzo sin siquiera rozar el tope anhelado… Ver el premio soñado en manos ajenas pudiera ser el detonante para aceptar el tentador mensaje del enemigo: