La destitución del jefe de la Policía Nacional Manuel Castro Castillo se puede ver como una consecuencia de la ola de criminalidad de estos días. También es verdad que ya tenía dos años en el puesto, y lo más normal era que el Poder Ejecutivo lo relevara.
En cualquier caso, ha sido la respuesta del presidente Danilo Medina ante una ciudadanía inquieta por la violencia. La política criminal del Estado, que para los estamentos oficiales es exitosa porque ha bajado la tasa de criminalidad, según las estadísticas policiales, a 17 víctimas por cada 100 mil habitantes, desde 2012, no cuadra con la percepción ciudadana.
Quizás por ello, además de nombrar a un nuevo jefe policial, el presidente Danilo Medina sostuvo una reunión de alto nivel con los responsables de la seguridad pública. Después fueron anunciadas acciones inmediatas, “como incrementar el patrullaje mixto, entre policías y militares”. Irán a las calles 1,800 policías “recién salidos de la academia”. Además, se agregarán a los 1,709 militares que están en las calles entre 650 y 700 uniformados.
Hacían falta algunos efectos. Y ahí están. Un nuevo jefe de la Policía que promete más acción y menos palabras.
La administración del presidente Medina avanza hacia su cuarto año, pero no ha logrado detener la criminalidad como aspira la población. Y no es que las autoridades no hagan esfuerzos. La implantación del 911 es un buen ejemplo, la dotación a la Policía de más unidades móviles y equipos de comunicaciones, la instalación de más de un millar de cámaras en zonas claves de las ciudades, etcétera. Pero es importante que se trabaje un plan estratégico, más allá de las acciones puntuales.
Asimismo, el Gobierno debe seguir tratando de modificar los factores causales, vinculados a la alta tasa de desempleo, marginalidad y pobreza, que alientan la pérdida de valores, que a su vez precipita a muchos jóvenes a la violencia, y actúan como si no estimaran sus vidas ni las de los demás.
Es necesario alcanzar cambios que surtan verdaderos efectos, más allá de la respuesta coyuntural.