Desde que fue anunciado el aumento del presupuesto del Ministerio de Educación, sospeché que una de las consecuencias del mismo iba a ser, como de hecho ha sucedido, que se desatara el reclamo del gremio magisterial de aumentos salariales para los maestros.
Por supuesto, no estoy en contra de dicho aumento, más bien es todo lo contrario. A mi entender, uno de los tantos males de nuestro sistema educativo es el bajo nivel salarial en que se ha mantenido a los profesores, con la consiguiente estrechez económica y la desmotivación que esto provoca. Sin embargo, creo que la mejoría de la clase magisterial y, más aún, la mejoría del sistema educativo en general, no radica únicamente en aumentos de sueldos.
La Asociación Dominicana de Profesores debería también reclamar un plan de capacitación de largo alcance sobre los principios y la metodología de la educación del siglo XXI, basada en el desarrollo de competencias y en la que la tecnología es un elemento fundamental.
Debería apoyar las exigencias de cumplimiento de horarios, de respetar las horas de docencia y no dedicarlas a otros asuntos como reuniones y otras actividades. Deberían pedir también mejoras en la infraestructura y en el equipamiento de las aulas de sus escuelas.
Igualmente, deberían participar junto a las autoridades en el establecimiento de normas para regular las promociones y los ascensos, basados en la medición de resultados y en el cumplimiento de estándares. En otras palabras, un sistema de remuneración basado en méritos alcanzados.
En México, el presidente Enrique Peña Nieto acaba de iniciar una serie de reformas en el sector educativo, secuestrado por la dirigencia sindical, al igual que en nuestro país.
Una de las metas principales es ampliar la cobertura de la matrícula y asegurarse de que el proceso educativo garantice el desarrollo integral de todos los niños, incluyendo aquellos que presentan necesidades especiales. Se ha iniciado la revisión del currículo y los programas del nivel básico de modo que los mismos promuevan una educación basada en las competencias exigidas en las pruebas del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés), una de las mediciones mediante las cuales comprobarán la efectividad de las medidas tomadas.
Igualmente, se han propuesto revisar los niveles medio y superior para adecuarlos, no solo a las necesidades de los estudiantes, sino también a las del país.
Se plantean también descentralizar el sistema, otorgando más poder a lo que en nuestro caso serían los distritos escolares. Como paso muy importante, se ha establecido, en conjunto con algunas de las universidades del país, varios programas de capacitación para directores de escuelas en prácticas directivas modernas basadas en el establecimiento en sus escuelas de un espíritu de mejora continua entre todos los miembros de la comunidad escolar.
En nuestro país es mucho el trabajo que hay por delante. Pienso que hay la voluntad de hacerlo, pero debe ser un trabajo al que todos los sectores tienen que sumarse, incluyendo, por supuesto, a las autoridades del gremio de maestros. No cabe duda de que hay que dignificar a los docentes, no olvidemos que es en manos de ellos que está el futuro de nuestras jóvenes generaciones y el desarrollo de nuestro país.
La fijación de un salario tope es un punto de partida que debe ser apoyado por todos. Esperemos ver que tanto las autoridades, como ellos mismos, se sumen a actividades de crecimiento personal y profesional. Su labor en un mundo globalizado y competitivo es cada vez más relevante, en este mundo las oportunidades solo se presentan para los mejores preparados y nuestros niños y jóvenes no pueden ni deben quedar rezagados.
La fijación de un salario tope es un punto de partida que debe ser apoyado por todos.
