Existen factores sociales, psicológicos y familiares que influyen en que los niños y jóvenes padezcan desórdenes alimenticios. La psicóloga Lucía Perelló, directora del Instituto de Desarrollo Educativo y Psicológico (IDEP), cuenta que a esta entidad llegan muchos casos de niños y adolescentes con serios trastornos de anorexia y bulimia, con diferentes grados. Otro problema común es el trastorno por atracón. Este se caracteriza por una ingesta de alimentos de manera compulsiva y sin control.
Para que los padres puedan detectar estos trastornos de alimentación a tiempo deben observar síntomas como disminución de peso en poco tiempo y anemia. También pueden presentar pérdida del cabello y en caso de las adolescentes descontrol en el proceso menstrual y el interés excesivo en realizar ejercicios.
Perelló aconseja que “los padres deben hablar con sus hijos sobre cómo se sienten con su físico. En ocasiones el niño o adolescente puede negar que tiene un problema, pero a pesar de esto no se debe forzar a nada, a menos que los padres consideren que su salud está en riesgo”.