Cuando uno de los primeros fotógrafos “organizó” una composición surgió la fotografía como arte. Charles Baudelaire se equivocó una sola vez, en 1859, cuando dijo “La fotografía debe ser la servidora de las artes y las ciencias, pero la humilde servidora, como la imprenta y la estereografía, que no sustituyen a la literatura…”, porque la fotografía ha devenido en una forma de arte poderosa.
La fotografía artesanal, de dedicación plena, de estudio de personajes y de retratos es la que más fuerza expresa. Joseph Shneberg estuvo viviendo casi 15 años en República Dominicana, aquí vivió, padeció y creó un gran trabajo fotográfico. Como algunos quieren que vuelva a recrear el ya mítico libro “Perfiles”, presento la reseña de Joseph Shneberg y sus perfiles.
Nuestra tradición portuaria y de capital del descubrimiento de América nos ha formado una personalidad como pueblo basada en la diversidad racial y cultural, con una multiplicidad de colores en la piel y en las ideas que nos hacen un verdadero crisol de razas, y ha creado familias enteras con toda la gama de colores.
Esta característica nuestra ha hecho que todo extranjero que haya decidido vivir entre nosotros se pueda adaptar fácilmente, y en pocos años hable, vista, piense y actúe como un dominicano más. Excepto uno: Joseph Shneberg, quien tiene pasaporte americano, antes lo tenía soviético, y ahora debería tenerlo de Latvia. ¿Por qué es la excepción? Porque a pesar de tener esposa dominicana, hijas dominicanas y tener más de diez años en el país, aún no habla español, y su contacto más íntimo con la dominicanidad es a través del Mesón de Bari. El conocimiento que de nuestra cultura y forma de ser posee Joseph, El Ruso, como algunos le llaman en la peña del Mesón, está reflejado en la galería que nos presenta en este libro.
Nos sorprendió a todos la selección que hizo y sobre todo cómo captó los perfiles de cada una de las personalidades retratadas. La objetividad en su forma más pura: la fijeza de la imagen, parafraseando a Octavio Paz. Nos sorprendió porque nos demostró que estábamos equivocados cuando pensábamos que no se enteraba de nada. Cada retrato que nos presenta demuestra un conocimiento de nuestro país en función de su gente, sus gestos y sus manías, lo cual es harto difícil. Duele recordar a los que se fueron: la triste mirada de Neus Sicart, el nada terrorífico Luis Días, el inigualable Tomasín López Ramos, Anisito Vidal, los mejores retratos de Pedro Mir y de Juan Bosch.
“Perfiles” es un gran libro dominicano de retratos fotográficos, hecho por un latvio, casi ruso, con pasaporte americano y definitivamente muy dominicano. l