Las muertes violentas son lamentables. Algunas, por sus características, impactan en la sociedad más que otras. Hay casos excepcionales como el del periodista Orlando Martínez, por ejemplo. Pero existen otros tipos de homicidios y asesinatos que, aunque sean comunes, cada vez nos conmueven más: los feminicidios.
El feminicidio consiste en el delito de quitarle la vida a una mujer intencionalmente. Forma parte de la violencia de género. Uno de los más recientes ocurrió en Moca, donde hubo dos tipos de feminicidios, el íntimo, pues se asesinó a la compañera del hombre, y el de por conexión, pues dos mujeres más fueron asesinadas cuando trataron de proteger a la víctima.
Generalmente el feminicidio va precedido de amenazas y golpes contra la mujer, la cual, por desgracia, en ocasiones guarda silencio y no acude a las autoridades para exponer su situación. Incluso, los vecinos se enteran por los gritos de dolor que escuchan. Y cuando ocurre la tragedia, la gente del lugar se lamenta: “esa muerte se veía venir, a esa señora le daban un paliza a cada rato, vivía llorando y con la cara llena de moretones”. Dicen que el feminicidio es el último peldaño de la agresión.
El que maltrata o mata a una mujer es un cobarde, que se considera jefe, amo y señor de su compañera, creyéndose con la libertad de disponer de su cotidianidad y de su vida. Es egoísta y débil de espíritu. Es todo, menos hombre. Y algo muy lamentable es que ese patrón de conducta machista le llega a sus hijos. Aunque no tengo datos, detrás de cada feminicida, posiblemente existió un padre que maltrató a su pareja.
Las razones de los feminicidios son esencialmente culturales, económicas y sociales. Aquí destaco la situación económica de la pareja y la falta de educación de ambos o de uno de ellos, lo que es caldo de cultivo para este mal, sin negar que tampoco escapan al problema la clase alta y con acceso a la instrucción. De igual manera, influyen los aspectos sentimentales, que suelen ser inseguridad de la propia hombría, en especial, los celos. El más frecuente es cuando la mujer decide terminar la relación y el machito la quiere tener a la fuerza.
Gracias a Dios, en Dominicana decenas de instituciones públicas y privadas preparan a la población para evitar los feminicidios, realizan seminarios, marchas, etc. Cada día perfeccionan mejor su labor. Y un dato interesante es que luego de las grandes manifestaciones en contra de los feminicidios, los mismos disminuyen en los días posteriores.
El feminicidio debe ser una preocupación de todos. Ojalá llegue el día en que esa palabra no esté en nuestro diccionario.