Los empresarios y la reforma fiscal

No entendemos la posición de algunos empresarios cuando dicen que cualquier reforma fiscal debe ser “integral”, es decir, del gasto y de los ingresos.

No entendemos la posición de algunos empresarios cuando dicen que cualquier reforma fiscal debe ser “integral”, es decir, del gasto y de los ingresos.No los entendemos, pues es sobradamente sabido que cualquier nueva reforma fiscal, no importa en nombre de qué objetivo se haga, resultaría en términos netos en beneficio del sector público, pues de lo contrario no se llevaría a cabo. Basta con analizar el resultado de las últimas reformas sugeridas por el Poder Ejecutivo y aprobadas por las cámaras legislativas.

Por lo tanto, esperar que el control del gasto público se pueda obtener mediante una reforma fiscal, es una mera ilusión.  Por esta razón, consideramos que no se debe hablar más de reformas fiscales y mucho menos que sean miembros del sector privado los que lo planteen, aunque sean condicionadas a cumplir otros objetivos.

Consideramos que el control del gasto público, así como la correcta orientación del mismo, tendrá que ser una decisión política del gobernante de turno, ya sea porque tiene el convencimiento de que esto es lo más conveniente para el pueblo dominicano y para su imagen política o porque sabe que no puede ir en contra de una demanda generalizada de la ciudadanía, pues esto podría tener un alto costo político para el partido gobernante. De ahí que la presión para que se controle el gasto y para que se oriente más correctamente, no debe cesar y por el contrario debe incrementarse hasta que obligue a una acción de los gobernantes. Razones tiene la ciudadanía para hacer estas exigencias.

Ejemplo del dispendio generalizado de los fondos públicos, sobran. Bastaría con observar los millones de pesos que se gastan en publicaciones de espacios pagados sólo con el fin de hacer alabanzas a la gestión gubernamental.

Asimismo, el dispendio generalizado en obsequios y dádivas no justificables. Los gastos extraordinarios para comprar conciencias de comunicadores sociales sólo con el propósito de que opinen en términos favorables para el gobierno.

De igual manera, se podría señalar los suntuosos vehículos en que se transportan los funcionarios públicos cuyo grupo privilegiado es cada vez más numeroso, sin importar la imagen que esto provoca. También, los miles de cargos públicos (botellas) innecesarios que sólo responden al afianzamiento del clientelismo político que tanto daño está causando a nuestra sociedad.

Incluso, los ejemplos del dispendio público los podemos encontrar en el afán de crear una estructura administrativa hipertrofiada que sólo se puede justificar en naciones desarrolladas que ya han superado y cubierto otras necesidades más perentorias. Los ejemplos podrían seguir y la lista sería interminable.

En conclusión, consideramos que el senador Galán le ha hecho un gran servicio a nuestra sociedad al recordarnos que existe en las mentes de muchos funcionarios la posibilidad de llevar a cabo otra gran reforma fiscal.

Le corresponde a la ciudadanía oponerse a tan descabellada idea, sin condicionamientos.

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