Los españoles quienes pasan por una difícil situación economía, con tasas de desempleo del 25%, y que se duplican para el segmento joven, han puesto su atención en facilitar e incentivar la cultura emprendedora.Esta atención se aprecia en muchos otros países, bajo el entendido que el espíritu empresarial es una pieza clave para el desarrollo y crecimiento de los pueblos. Pero España, debido a los grandes retos que enfrenta, le ha dado un giro más integral y abarcador.
Recientemente su poder ejecutivo aprobó un plan que se basa en cuatro líneas estratégicas: 1) Apoyos fiscales y de seguridad social a los emprendedores, 2) apoyo al financiamiento de emprendedores, 3) fomento del crecimiento empresarial y de la contratación laboral, 4) fortalecer la internacionalización de las empresas.
Entre los elementos que contiene este plan se encuentra el establecimiento de una tarifa única de 50 euros en la cotización de la seguridad social para menores de 30 años. A esto lo complementa un sistema de fomento a la contratación de nuevos empleados, reduciendo hasta un 100% el aporte de las empresas a la seguridad social. Se establecen incentivos fiscales para sociedades nuevas por dos periodos impositivos, reduciendo la tasa del impuesto sobre la renta a 15%. En adición, se crea un mecanismo de apoyo para el financiamiento con líneas focalizadas a las Pymes. El plan también favorece la internalización de las empresas con medidas de fomento del crédito a la exportación. A nivel del currículo educativo, se incorporan objetivos específicos en todas las etapas educativas para favorecer la iniciativa, competencias y habilidades emprendedoras. Se crea una ventanilla única para la creación de empresas en lo que respecta a los trámites burocráticos.
Se establece una responsabilidad limitada del emprendedor, donde las deudas que se deriven de su actividad empresarial, no podrán afectar la vivienda donde habita.
Se establece un régimen especial de criterio de flujo de caja en el IVA (ITBIS) para las Pymes, de carácter voluntario, el cual permite posponer el pago del IVA a las autoridades fiscales hasta el cobro de la factura. A esto lo complementa un mecanismo donde las empresas con un volumen de negocio inferior a 10M€ podrán deducirse hasta un 10% de los beneficios obtenidos en el período impositivo en que se reinviertan las utilidades. Se establece también un mecanismo de devoluciones para las inversiones en I+D+i.
Estos son solo elementos del amplio plan recientemente develado.
Debido a que en nuestro país también hemos puesto la atención al desarrollo de las Pymes, es prudente que los forjadores de políticas públicas analicen en detalle esta interesante iniciativa española, para que de ella podamos emular las mejores prácticas.