Este es un año donde muchas instituciones cumplen 50 años, y no es coincidencia. El país vivió por mucho tiempo una férrea dictadura que no permitía el desarrollo de ninguna institución fuera política, empresarial o de servicio.
Siendo muy joven aun recuerdo que cuando empezaron a realizarse esfuerzos para fundar un Centro de Rehabilitación que diera tratamiento a miles de niños que como yo habíamos sido afectados por una tremenda epidemia de poliomielitis y las reuniones se hacían en la casa de mis padres, al próximo día de la reunión la calle estaba llena de los famosos carros cepillos de los servicios de inteligencia del tirano conocido por sus siglas SIM.
Esto obligó a que las reuniones se hicieran en el patio de la antigua Librería Postigo que era mucho menos visible para los asesinos del SIM.
El Club Rotario fue la bujía inspiradora de lo que hoy es la Asociación Dominicana de Rehabilitación. Tanto en nuestro país como en otros se había acogido como causa combatir esta terrible enfermedad y más que eso ayudar a mitigar las secuelas que habíamos sufrido los pacientes afectados de la polio.
Aprovechando la experiencia que había adquirido mi mamá en los Estados Unidos, donde tuve la oportunidad gracias a mi abuelo Celso Pérez de recibir los mejores cuidados, los rotarios pidieron a mi mamá que presentara frente a la matrícula del Club sus experiencias y cómo podíamos en nuestro país ayudar a tantos niños que habían padecido de una enfermedad tan cruel que muchos terminaban en la muerte.
Mucha gente de buena voluntad se sumó en ese momento y dieron su tiempo valioso, muchos ya no están con nosotros pero este aniversario los recordamos más que nunca.
He visto cómo mi madre ha dado su vida por una causa donde en vez de lamentarse aprovechó lo que le sucedió al mayor de sus hijos, por eso siempre he dicho que todo tiene una razón en la vida y que de las calamidades hay que sacar siempre experiencias positivas.
También la he oído repetir miles de veces: “Esto no es posible sin el concurso de muchas personas de buena voluntad, no es el trabajo de una sola persona. Es el aporte de muchos que hacen posible obras de este tipo, que sin duda van en auxilio de aquellos que más lo necesitan en la sociedad”.
Monseñor Amancio Escapa, en la homilía celebrada en nuestra Catedral Primada de América, dijo unas bellas palabras, calificó esto como una obra de amor. Él como testigo de excepción por la gran relación que por años ha tenido con mi familia ha vivido los momentos difíciles y los gratos de Rehabilitación y al igual que Cervantes, dijo: “Donde una puerta se cierra otra se abre”.
Nunca puedo olvidar a Freddy Beras Goico y sus incansables telemaratones para proveer los fondos que con tanta urgencia eran requeridos.
Este año, para conmemorar el medio siglo de existencia, Rehabilitación pudo contar con un gran dominicano, Michael Camilo, quien a casa llena dio dos conciertos electrizantes de su nuevo álbum “Whats Up”, su talento y sencillez han contribuido para engalanar esta celebración.
Rehabilitación tiene un déficit proyectado para el 2014 de cerca de cuarenta millones de pesos, Gobierno y empresarios debemos ir en su auxilio, quieren expandir las filiales en las cinco provincias donde aun no tienen servicios.
Debemos recordar que en su inmensa mayoría sus pacientes son de bajos ingresos y el solo hecho de tener que trasladarse para recibir terapia que muchas veces puede ser semanal lo hace no menos que imposible.
Este es un país de gran corazón, contribuyamos todos para cubrir el déficit y poder llevar alivio a esas provincias que aun no cuentan con un servicio de rehabilitación de calidad y bajos precios.
Mientras tanto, demos gracias a Dios por todos los que con su tiempo o sus recursos han permitido que en estos cincuenta años llegue a la población el servicio de rehabilitación.