Parecía que el concierto se cancelaría, el cielo se vestía de una especie de tela roja, por los efectos que las luces artificiales hacían sobre las densas nubes de agua. Sin embargo, la adrenalina que emanaba el concierto llegaba a toda la ciudad, manteniendo a quienes compraron sus boletas, atentos para esperar que la gran nube cruzara.
Esperando a la estrella, todos se gozaron la noche. Hombres y mujeres se dispusieron a pasar un buen momento con buena música. Las sonrisas, los flashes de las cámaras fotográficas, los besos de los novios, todo se conjugó en una sola palabra: diversión.
Avicii entró a escena minutos antes de las 2:00 de la mañana, con una camisa azul y con muchas expectativas, sin embargo, su música no fue tan pegajosa como la de los DJ anteriores. No obstante, todos siguieron con el mismo ánimo y adrenalina, nada parecía detenerlos. Un joven expresó:” Bárbaro, ese tipo es un montro”, refiriéndose al sueco.
Al escenario le faltaban luces, sí, los efectos eran de calidad, pero los espectadores no percibían del todo la cara de los DJ, solo percibían la silueta de los sujetos en movimiento, aunque las luces y los cambios de figuras seguían las notas musicales. Aunque eso no importó, porque los espectadores se dedicaron a bailar, olvidándose de los defectos técnicos.
A los alrededores de la cueva llegaron personas de todo tipo de edad. ¿Edad?, sí, pues a la seguridad se le escapó uno que otro “menor”, quienes estaban acompañado por algún adulto, pero el evento no permitía el acceso a este grupo por su menoría de edad.
También, algunos mayores entraron a la cueva a chequear a sus pichones o pasar un buen rato. Al final, se olvidaron de que podían estar haciendo sus hijos y se dejaron envolver por el ambiente, moviendo sus cuerpos al ritmo de la música.
El suelo estaba mojado, pero las mayoría de las chicas no dejaron su “mega tire”. Pareció que era un requisito para comprar las boletas era usar minifalda, porque gran parte de las chicas la usaron y muy corta, pero se veían lindas.
El sueco terminó su presentación a altas horas de la madrugada, acompañado de un público que no se dio por vencido ante el agua.