En estos tiempos revueltos, de relativismo absoluto y robo descarado, hacer o escribir sobre política podría parecer cínico, o un iluso total buscando un lugar en este siglo XXI; pues en el otro ya no hay lugar.
Muchas gentes han hecho de la actividad política una vergüenza; pero la gente necesita que la vida tenga un sentido, y algunos se lo han quitado.
De ahí nace el desgano; la falta de voluntad; la inercia hacia la nada; una angustia que imposibilita poner en palabras lo que se siente. Una parálisis por la experiencia de lo real político. Y es que la realidad última nos ha ofrecido especies de políticos como Amable Aristy, Felix Bautista, Leonel Fernández o Rodríguez Pimentel.
Aunque parezca lo contrario, el liberalismo todavía tiene algo que decir y hacer.
¿Cuál sería una declaración de principios básicos liberales en estos tiempos?
-El Estado debe ser de un tamaño más pequeño; el imprescindible.
-El Estado debe ser aconfesional.
-Las leyes y el poder judicial deben anteponer los derechos individuales ante situaciones en que se quiera hacer controles preventivos de seguridad.
-Cualquier tipo de imposición o beneficio basado en criterios de sexo, raza o grupo social, viola el principio de igualdad ante la ley, y no debe ser impuesto por el Estado.
-El Servicio Militar debería existir y ser voluntario junto con un ejército. La naturaleza de ambos debería limitarse a funciones esenciales de defensa local.
-El Estado no debe entrometerse en las relaciones sexuales que consientan libremente los adultos.
-El uso de drogas debería ser legal, y sólo regulado como cualquier medicamento. El negocio de la lucha contra las drogas es el problema y no la solución.
-El Estado debe proteger y/o promover la cultura y el idioma de su nación, pero sin prohibir o censurar otros.
-El Estado no debe limitar el comercio internacional, éste debe ser libre, y que el local se obligue a ser bueno y a competir en igualdad de condiciones.
-¿Los impuestos? Los justos y necesarios para sufragar los gastos de un Estado mínimo.
-Los sindicatos deben regirse por las normas aplicables a cualquier otra asociación, y no recibir financiación pública o atribuírseles funciones especiales.
-Los bancos comerciales deben ser de carácter privado y tratados como tal.
-El hombre está antes que el Estado.
Principios mínimos, que nos obligarían a ser mejores individualmente ante un Estado voraz, dirigido por voraces, mediocres e inescrupulosos, que nos han mostrado que su único y desmesurado afán era ser nuevos ricos, costara lo que costara serlo.