Ley de partidos políticos: importante, pero no suficiente

La mayoría de los partidos políticos, desde hace años, en diferentes momentos y por diversas razones, ha estado debatiendo la necesidad de que el Congreso Nacional apruebe una Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas, asumiendo, entendemos nosotros,&#

La mayoría de los partidos políticos, desde hace años, en diferentes momentos y por diversas razones, ha estado debatiendo la necesidad de que el Congreso Nacional apruebe una Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas, asumiendo, entendemos nosotros, que esa iniciativa permitirá resolver los problemas internos que, progresivamente, han debilitado el sistema de partidos en República Dominicana.

Indudablemente que sería un error que obviemos la relevancia de que la aprobación del referido proyecto contribuirá al fortalecimiento del sistema de partidos políticos. Sin embargo, debemos comprender que la práctica ha demostrado en América Latina que legislaciones de esa naturaleza no constituyen, en sí mismas, la solución al fenómeno.

Hemos planteado en varios artículos que entre las principales causas que han contribuido al debilitamiento de las agrupaciones políticas dominicanas figura el hecho de que las aspiraciones individuales han ido sustituyendo los ideales y expectativas de hacer realidad proyectos colectivos dirigidos al bienestar común; las cuales fueron, por décadas, los propósitos fundamentales que exhibieron ante el pueblo dominicano. Esto ha debilitado su capacidad de encarnar las aspiraciones y expectativas de la gente.

El carácter complejo y cambiante que vivimos en diferentes sociedades del mundo, en lo que se refiere a la actividad política, y la nuestra no es la excepción; nos obliga a estudiar a profundidad cuál es el rol que deben jugar los partidos políticos en la actualidad y tomar una decisión pertinente al respecto, que no necesariamente se satisface con la iniciativa en discusión del Congreso Nacional.

Las y los dominicanos debemos entender que somos responsables de la construcción de nuestro destino e identidad para seguir transitando el camino del desarrollo y la consolidación de la democracia; y para ese propósito se requiere la conducción política correcta, cuya responsabilidad es, en esencia, de los partidos políticos.

Necesitamos formar ciudadanos y ciudadanas garantes de la democracia, defensores de los derechos universales y nacionales y dispuestos a continuar trabajando sin descanso por una sociedad dominicana cada vez más justa, humana, solidaria e incluyente. Esto implica la construcción de una sociedad dominicana cada vez mejor, procurando, en primer lugar, el fortalecimiento institucional.

Ante esa situación, habría que preguntarse, ¿la solución estaría solo en la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas? Particularmente pienso que no, ya que hay que hacer otras cosas a lo interno de las agrupaciones políticas y de la sociedad, en sentido general.

Hay que producir cambios profundos al interior de los partidos a través del desarrollo de programas de formación política adecuados y pertinentes a la realidad que estamos viviendo, porque como nos enseñó nuestro Maestro Juan Bosch, estamos en el deber de comprender que tenemos un compromiso con la República Dominicana y con sus ciudadanos y ciudadanas. Esta visión se concretiza en la creación de una conciencia ética, política y social que convierta el trabajo en una práctica de servicio, para lo cual se requiere una formación política que desarrolle capacidades para conocer y entender la realidad y actuar para transformarla.

Favorecemos una discusión abierta con la finalidad de que se logre un amplio consenso que permita la aprobación de la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas, pero en base a la creación de la conciencia necesaria al interior de las organizaciones políticas respecto a su rol ante la sociedad. No basta con delegar sus responsabilidades en otras instancias, como la Junta Central Electoral, para que les norme, supervise y dirija los procesos electorales internos.

Lo que sí se demanda es que los partidos ejerzan liderazgos capaces de colocar los intereses del país por encima a los individuales y grupales, posibilitando avanzar hacia una sociedad dominicana institucionalmente democrática, económicamente sustentable y sostenible y socialmente justa.

Lo anterior demuestra que la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas es importante, pero, quizás, no suficiente para fortalecer el sistema de partidos políticos en la República Dominicana. 

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