Leonel Fernández abandonará la Presidencia de la República este año con un amplio control de los órganos del Estado, en condiciones muy distintas a las de agosto de 2000, cuando carecía del prestigio nacional e internacional que le acredita la Funglode, y la organización que dirige, el oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), estaba fuera de los espacios de poder político que ahora domina.Cuando Fernández entregue el PLD contará con 31 de 32 senadores; 105 de 183 diputados; 10 de 20 diputados al Parlacen y 92 de 155 alcaldes. A esto sumará algunos de los siete representantes legislativos de ultramar que se escogerán el 20 de mayo.
Al dejar el Gobierno en 2000 la organización morada sólo contaba con cuatro senadores, 49 diputados y 13 síndicos.
El mandatario, de 58 años de edad, dominó el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) que escogió a peledeístas y afines al mandatario entre los integrantes de las altas cortes.
En el organismo estuvieron el procurador general Radhamés Jiménez Peña, con quien el gobernante compartió bufete de abogados; Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado y secretario general del PLD, y el titular de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, del Comité Central. También, el senador reformista Félix Vásquez, escogido en la boleta peledeísta.
Analistas políticos, como Belarminio Ramírez y Rafael Toribio, aseguran que será la primera vez en la historia de la vida democrática del país que un inquilino del Palacio sale con tanto poder acumulado. Incluso, con mayor influencia política y social que el caudillo del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), Joaquín Balaguer (1906-2002), al dejar el Ejecutivo en 1978 y 1986.
Belarminio Ramírez no sólo entiende que Fernández hará la transición “más cómoda que ha tenido presidente alguno en el ciclo de la democracia dominicana”, por el liderazgo que exhibe dentro de su partido y en la sociedad, sino que percibe que “la promoción de la candidatura de Leonel para retornar en el 2016 comienza a partir del 17 de agosto de este año”. “Cuando uno tiene destreza en el estudio de la cultura política dominicana se da cuenta de que la población no es muy dada a cambiar de liderazgo. O sea, la población escoge a un líder y se apega a ese liderazgo hasta el final. Hay que ver lo que pasó en el PRD, se pensó que Hipólito estaba fuera y retornó”, dice.
Rafael Toribio apunta que “indiscutiblemente, Leonel Fernández va a ser un expresidente con un inmenso poder, una gran cuota de poder en órganos muy importantes del Estado”.
Observa que, como los actuales congresistas, en su mayoría del PLD, se escogieron por seis años, ejercerán su funciones durante todo el período del próximo Presidente.
“En el caso de la oposición, si fuese Hipólito Mejía, no va a tener ni siquiera poder para detener las iniciativas que puedan surgir desde el Congreso o desde fuera a través del Congreso”.
Insiste en que si Mejía retorna a la Presidencia “no va a tener poder para imponer nada. Ni siquiera para detener, porque el poder del PLD es total en el Senado y en la Cámara de Diputados tiene una mayoría muy robusta que, con los reformistas, puede aprobar cualquier iniciativa, sin siquiera tener que consultar”con los legisladores del opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Fernández que en agosto de 2004 entregó la banda presidencial al perredeísta Hipólito Mejía, este año busca acumular más poder. Aspira a traspasar el mando a su compañero Danilo Medina, quien fungió como uno de sus más estrechos colaboradores antes de que la lucha por el poder dentro del PLD los distanciara.
Medina lleva como compañera de boleta a la esposa del gobernante, la primera dama Margarita Cedeño de Fernández.
Ya advirtió, cuando se encontraba en Colombia como parte de una gira internacional, que tiene un interés especial en que el PLD continúe en el poder, para evitar el ascenso de Mejía, cuya gestión económica califica de “desastrosa”. “(…) Además yo tengo una apuesta ahí, porque en la fórmula que apoyo, la Primera Dama, mi esposa, va como candidata vicepresidencial.
Es decir, que tengo un interés hasta familiar”, dijo.
En este contexto, no parece casual que Fernández agote este año, sobre todo en los primeros seis meses, un agitado programa de inauguraciones de obras públicas, entre las que se destacan el recinto universitario de US$30 millones donado al vecino Haití, que incluyó una indudable promoción de su figura política a nivel local e internacional.
También, el túnel que conecta a la avenida Ortega y Gassett con la zona de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en la capital, ejecutado a un costo de US$50 millones.
Fernández ha prometido en reiteradas ocasiones que hará un paseo el 27 de febrero en la segunda línea del Metro de Santo Domingo, la obra más emblemática que ejecuta su gestión en estos momentos, con un presupuesto superior al de la primera etapa, que costó más de US$700 millones, según la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET).
Además planifica inaugurar, como parte del Corredor Duarte que ya inició una segunda etapa más ambiciosa, dos elevados sobre las intersecciones de la autopista Duarte con avenida Monumental y la carretera de Manoguayabo. l
Visión de los analistas
Rafael Toribio
“En el Poder Judicial, las famosas altas cortes, en su mayoría están formadas por personas o que son del PLD, o son muy allegadas a Leonel Fernández o por lo menos le deben su selección al Presidente.
Por consiguiente, el Presidente, a través de los representantes del PLD o de los miembros sobre losque tiene ascendencia, tendrá también una gran cuota de poder. Esto significa que no importa quién sea Presidente (Medina o Mejía), hay que dialogar, hay que contar con Leonel Fernández por ese dominio, ese predominio…”
Belarminio Ramírez
“En 1978, antes de Balaguer salir condicionó la entrega del poder y se buscó una fórmula mediante la cual él quedó con el control del Senado, y controlar el Senado se traducía en controlar el Poder Judicial.
En el 1996 ya Balaguer sale en otras condiciones, porque le transfiere el poder a un candidato que él apoyó en las elecciones. En ambas ocasiones que Balaguer entregó el poder, su destreza, su sapiencia y su habilidad política le permitieron condicionar el escenario, en un caso y en otro, escoger al relevo”.
Un paso inevitable a “la soledad del poder”
Cuando Joaquín Balaguer salió de la Presidencia en 1978, tras 12 años de represión, conservó el control del Senado y, por consiguiente, de la Suprema Corte de Justicia que era conformada entonces por ese poder del Estado.
Su relevo, Antonio Guzmán Fernández, del PRD, se suicidó -el 4 de julio de 1982-, 43 días antes de terminar su mandato constitucional, lo que obligó a que lo sustituyera su vicepresidente, Jacobo Majluta (1934-1996).Majluta entregó la banda presidencial al perredeísta Salvador Jorge Blanco (1926-2010), quien terminada su gestión confrontó problemas judiciales que lo llevaron a la cárcel por corrupción administrativa y a un proceso judicial que lo inhabilitó políticamente por 14 años.
Balaguer retornó a la Presidencia en 1986 para encabezar tres nuevos mandatos consecutivos, el último recortado a dos años en medio de la profunda crisis postelectoral de 1994.
Dos años más tarde, apoyó el ascenso de Leonel Fernández, quien dejó el poder en agosto de 2000 con un PLD que sólo contaba con cuatro senadores, 49 diputados y 13 síndicos y que había sido derrotado en las urnas con Danilo Medina, quien no logró alcanzar ni siquiera el 25% de los votos emitidos.
La gestión que siguió, de Hipólito Mejía, procuró una reforma a la Constitución que permitió la relección eliminada en 1994, una empresa en la que el gobernante no sólo fracasó, sino que viabilizó el retorno al poder de Fernández, que el próximo agosto cumple ocho años consecutivos de gobierno.
Tendrá influencia en las altas cortes
Los resultados del trabajo del Consejo Nacional de la Magistratura reflejan el poderío político de Leonel Fernández, presidente de la República y del PLD.
En el Tribunal Superior Electoral (TSE) quedaron como miembros José Manuel Hernández Peguero, del Comité Central, y Mabel Féliz, amiga personal del gobernante.
En la Suprema Corte de Justicia figuran, vinculados a Fernández y al PLD, su presidente, Mariano Germán Mejía, así como Alejandro Moscoso Segarra y Frank Soto. Mientras, en el Tribunal Constitucional quedó Wilson Gómez Ramírez y está presidido por el perredeísta Milton Ray Guevara, un dirigente del PRD que no le ha sido hostil al gobernante.
El Senado, controlado por el partido oficialista, ya había escogido a Roberto Rosario Márquez, vinculado al PLD, para presidir la Junta Central Electoral (JCE).
También a Rosario Graciano de los Santos. Rafael Toribio sólo espera que, por el bien del país, los jueces sean “mal agradecidos con quien los eligió”.