“«Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura”. Mr. 16:15.
el trabajo duro está afuera, no dentro de la Iglesia. En consecuencia,no nos debemos encerrar entre cuatro paredes, como si estuviéramos en un laboratorio, experimentando con un secreto que no puede ser revelado.
Los cristianos no tenemos ningún derecho a guardar para nosotros las enseñanzas de Jesús. Él mismo, lo dijo: “Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia”.Tal vez nuestro ‘mundo’ sea la casa, los vecinos, la calle, la escuela, la universidad, la oficina, el club, el gimnasio…
Es hora de soltar las amarras y poner a navegar nuestro testimonio y todo aquello que hemos aprendido, pero predicar no solo con palabra, sino, y sobre todo, con hechos.