Su infancia transcurrió en las calles tranquilas de un Gascue que dista mucho del de hoy. Atrás quedaron las casas grandes, de amplios jardines, frescas terrazas y el silencio del mediodía que invitaba a dormir la siesta. Es esta una de las cosas que más extraña de los días de su niñez.
No critica el progreso, pero sí la forma en que éste ha desvirtuado una de las zonas más emblemáticas de la capital.
Empresario, historiador, investigador y escritor son parte de los roles en los que se desempeña, en cada uno de los cuales se siente altamente satisfecho.
Como empresario se siente feliz de poder aportar empleos, y en su rol de historiador le enorgullece contribuir al conocimiento de la historia dominicana como una forma inculcar el amor y respeto por el país y sus tradiciones.
Como padre, espera poder legar a sus descendientes, de alguna manera, el ejemplo de trabajo, de constancia y de austeridad que le inculcaron su padre y su abuelo materno.
1. De la Zona Colonial
Nací en la Zona Colonial de Santo Domingo el seis de noviembre del año 1948. Mi padre, Manuel García Acosta, de origen español, y mi madre, Margarita Arévalo de García, aunque sus padres también son de origen español, ella nació en San Pedro de Macorís. Mis abuelos maternos se establecieron en República Dominicana, a principios del siglo XX. En San Pedro de Macorís, mi abuelo incursionó en el negocio de carros y camiones en una empresa de transporte; posteriormente, estableció una fábrica de refrescos hacia el año 1924. Con el tiempo, mi padre se incorpora en la fábrica de refrescos y la trasladan a Santo Domingo, y se establece la Embotelladora Dominicana, con la marca Red Rock y posteriormente produciría las marcas Seven Up y Pepsi Cola.
2. Nostalgia
Cuando cumplí cinco años me mudé al sector de Gascue, y Gascue para mí era un verdadero jardín urbano. Recuerdo sus jardines, las casas espaciosas. Lamentablemente, deploro la forma en que se ha destruido esa arquitectura, para dar paso, en la mayoría de los casos, a edificios de muy poca calidad arquitectónica. Es una pena que no se haya preservado con todo el perfil de arquitectura republicana que tuvo. Echo mucho de menos esa parte de la ciudad tan hermosa, con tantos jardines, espaciosa. Santo Domingo era una ciudad apacible, señorial. Hoy en día, el tráfico y el tránsito han creado una ciudad un tanto agresiva. Recuerdo con mucho cariño ese Santo Domingo tranquilo, un Santo Domingo que se echaba a dormir la hora de la siesta, que vibraba de energía en los carnavales y en las navidades. Pienso que la modernidad les ha restado calidad de vida a los habitantes de esta ciudad tan hermosa.
3. Legado
El mejor legado de mi padre es su vocación al trabajo, su dedicación a la empresa, su esfuerzo. Era una persona de una resistencia física extraordinaria; y él sí fue un gran deportista. Jugó beisbol y fútbol. Además, era muy extraño ver un español que fuera buen pitcher, y mi padre, a pesar de que vino de España en una época juvenil, se aficionó a la pelota y jugó pelota por muchos años. También fue jugador de fútbol. Pero tenía una gran entrega al trabajo y a la empresa. Se preocupaba por complacer a los clientes, tenía un gran liderazgo entre el personal. Fue capitán de empresa sobresaliente; y yo, siempre con mucha distancia, he tratado de seguir sus pasos en esa dirección. Mi madre, siempre ha sido una mujer muy sencilla. Eso es lo que más admiro de ella. Es una persona muy dedicada a su familia. Una mujer de temperamento humilde, nunca se dejó seducir por ninguna otra cosa que no fuera brindar lo mejor de sí a sus hijos y a su esposo. Mi madre aún vive, siempre ha estado muy cerca de nosotros. A mi padre lo extraño, porque era una persona que sus consejos, su personalidad, impulsaban a hacer las cosas, a ir adelante. Lo extraño. Me ha hecho mucha falta en la toma de decisiones en los últimos años.
4. Un niño feliz
Tuve una infancia que puedo decir que fue muy feliz. Tuve una hermana, Margarita; Fuimos una familia muy integrada con mis primos. Nosotros nos pasábamos los veranos en la playa de Boca Chica, antes de que fuera devastada por el turismo masivo. Boca Chica, en los años 50, cuando nosotros veraneábamos allá, era un verdadero paraíso, era una belleza, con un fondo marino riquísimo en corales. Recuerdo mis veranos y mis vacaciones en esa playa. Siempre aprovechaba para visitar las cavernas, los farallones, tanto en La Caleta como en Boca Chica aparecían farallones, con cuevas y dentro de esas cuevas había vestigios indígenas, que le llaman caritas de indios, que son fragmentos de las vasijas, y eso fue despertando en mí vocación e interés por la arqueología.
5. Las navidades
De mi infancia recuerdo las navidades. En mi casa las navidades eran muy alegres, sobre todo porque se reunían muchos muchachos españoles jóvenes que habían venido a trabajar a la República Dominicana. Tenían sus familias ausentes. En su mayoría eran personas jóvenes y solteras, y me acuerdo que se reunían en casa y rememoraban las tradiciones de sus pueblos de origen, y también recuerdo que yo tenía una gran afición por el nacimiento de mi familia. Teníamos un gran nacimiento que colocábamos en la sala de la casa. A mí me correspondía hacer la corteza con papel de funda y montábamos un nacimiento escenográfico, recreábamos una guía de Belén, con el palacio de Herodes, la llegada de los Reyes de Magos y de ahí quedé con un gran interés por esta manifestación de fe cristiana tan emotiva y tan hermosa como es la celebración de la llegada del niño. Ahora soy coleccionista de nacimientos, sobre todo de arte popular, y el año pasado hice un libro sobre los nacimientos alrededor del mundo. Es muy interesante ver cómo cada cultura trata de dejar su impronta étnica, sus rasgos físicos, su vestimenta, en la recreación de la llegada de Jesús al mundo.
6. Historiador
Estudié en el Colegio de La Salle y estudié Administración de Empresas en APEC. Por compromisos familiares, incursioné muy joven en la fábrica de la familia, sin embargo, mi verdadera vocación fue en torno a la historia y, sobre todo, a la arqueología. Es decir, soy empresario e historiador. He trabajado como empresario en el sector de bebidas gaseosas, finalmente me vinculé a Ambev Dominicana y lanzamos la cerveza Brahma y fui el presidente de Ambev Dominicana. Cuando me retiré de la actividad empresarial, fui ministro de Industria y Comercio, durante el gobierno del doctor Leonel Fernández. En la actualidad soy miembro de la Academia Dominicana de la Historia y estoy dedicado a tiempo completo a la labor de investigación historiográfica.
7. Escritor
La fundación mantiene un fondo editorial y ya sobrepasamos el centenar de obras en torno a la historia, folclore, arqueología y antropología. Esos son los temas fundamentales a la hora de editar los libros. Yo he escrito algunos libros sobre arqueología. Junto a José del Castillo tenemos tres obras, un libro sobre el carnaval, otro sobre el merengue y la artesanía dominicana. También realizamos un estudio sobre la migración española a República Dominicana, durante el siglo XX. Ahí he podido recoger las versiones de mi padre, de mi abuelo y de las familias vinculadas a la nuestra, que son de origen español. Ahí hemos establecido, las circunstancias y las condiciones en que los españoles emigraron al país, cómo se fueron adaptando y los aportes que han realizado en los negocios y en la cultura.
8. Dificultades
He tenido que enfrentar las situaciones de la competencia. El sector de bebidas gaseosas es un sector sumamente competitivo, y en ese aspecto comenzamos con una pequeña empresa artesanal de carácter familiar y a base de esfuerzos, de ir incursionando en marcas de prestigio fuimos creciendo, hasta convertirnos en una empresa que fue modelo en ese sector. Pienso que es un reto el hecho de poder crecer y consolidarse, a pesar de que teníamos marcas internacionales de mucho prestigio, que competían con nosotros, pero yo siempre le he dicho a nuestro cuerpo de ventas que para ser el mejor hay que vencerle al mejor. Para ser el mejor hay que vencer al mejor contrincante y pienso que con el esfuerzo y la compenetración que logramos entre empresarios y personal, logramos tener una empresa que dio una respuesta extraordinaria al mercado de bebidas gaseosas.
9. En casa
Estoy casado con Francis de Paul. La conocí porque es socióloga y estábamos vinculados. De alguna manera teníamos intereses comunes en el plano intelectual y eso trajo entre nosotros la posibilidad de que nos relacionáramos. Ahora tenemos tres hijos y seis nietos y para mí los nietos han sido como un renacer. Es una parte muy feliz en mi vida haber podido ver mis nietos. Pensar que van a desarrollarse, en los retos que enfrentarán en la vida… la verdad es que uno debe estar agradecido por esa continuidad de permanencia a través de las nuevas generaciones que la vida te ofrece. Pienso que al tener que compartir mi tiempo en la empresa, con mis trabajos de investigación, las actividades como historiador, esto me ha restado un tiempo que debí dedicárselo a mi familia. Sin embargo, lo he tratado de compensar dándole calidad de tiempo, más que cantidad.
10. Propósito familiar
Quisiera, de alguna manera, transmitirles el ejemplo de trabajo, de constancia y de austeridad que a mí me inculcaron. Primero, mi abuelo materno, Bernardo Arévalo, con quien tuve mucha vinculación, y después mi padre, que para mí fue un verdadero líder que me introdujo en el campo de los negocios. Quisiera dejarles a ellos un legado familiar, para que sea un norte, una conducta de vida, y por otro lado, que sientan amor y respeto por las tradiciones del país, que se sientan orgullosos de ser dominicanos y que conozcan el pasado para que puedan apreciar el país con verdadera intensidad, porque solo verdaderamente se aprecia lo que se conoce bien, lo que se conoce a fondo.
Investigador y exministro
“Lo mejor de haber sido ministro de Industria y Comercio fue haberle servido a mi país con lealtad, tanto al presidente Fernández que tuvo la deferencia de designarme y haber podido adquirir esa experiencia que tiene el funcionario público, que difiere bastante de la experiencia de empresario, porque el empresario tiene unas metas y objetivos que cuando uno va a la administración pública debe matizarla con los intereses políticos. Es interesante, pero haber tenido la oportunidad de servirle a mi país desde una posición como esa, y me quedó, modestamente, la satisfacción del deber cumplido. No puedo decir que nada me haya hecho sentir mal. Fue una gestión de realizaciones exitosas, pudimos mejorar la infraestructura del Ministerio, impulsar el gas natural como un combustible más amigable con el medio ambiente. Bueno, me tocó una coyuntura muy difícil porque el petróleo en ese momento estaba por encima de los 100 dólares durante todo mi ministerio. Ahí tuve la ayuda del viceministro José Manuel del Castillo Pichardo, que manejaba muy bien el tema de los combustibles, que después fui ministro con el Presidente Danilo Medina. En la actualidad, el Presidente Medina me ha designado en la Junta Monetaria del Banco Central. A pesar de que desde muy joven me dediqué al ámbito de los negocios, nunca abdiqué a mi verdadera vocación, que siempre fue mi pasión, que es el estudio del pasado, sobre todo de los pobladores aborígenes de la isla y del Caribe en general. He realizado excavaciones, tanto en antiguos yacimientos indígenas, como en los primeros establecimientos españoles en la isla, y lo mismo he hecho en otras islas del Caribe, como Puerto Rico y Cuba. Finalmente, con el apoyo de mi familia, logré crear la Fundación García Arévalo, una institución que ha fundado la Sala de Arte Pre Hispánico, que es un museo donde tenemos una exposición permanente de objetos arqueológicos, pertenecientes a los indios Taínos, a otras de las tribus que poblaron la isla de Santo Domingo”.