“Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme? Le preguntaron: ‘Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia’”. Hch. 16; 30, 31.
¿Cómo no creer en jesús, si él se dejó vejar, tomó una cruz, se dejó clavar en ella y murió, tal como fue anunciado? ¿Cómo no creer en Jesús, cuando leemos o vemos sus milagros? Digamos que nos despojamos por unos segundos de lo espiritual y pensamos en lo que fue y en lo que hizo: ¿No hay razones más que valederas para considerar su naturaleza divina?
Meditemos en Jesús, en su vida, en sus enseñanzas y creamos en su palabra, que es la Palabra de Dios. Tomemos un tiempo de oración recordando que él es el hijo de Dios hecho hombre, que murió en sacrificio y que resucitó de entre los muertos para que seamos perdonados por nuestros pecados, y asumamos este mensaje en nuestro corazón y en nuestra mente… y veremos la salvación.