Yo soy del Antiguo Testamento, ja, ja, ja. Ya cumplí 78 años y no he llegado a cien por eso, porque tengo 78”. Monseñor Jesús María de Jesús Moya habla con humor calmado. Se ordenó de cura hace más de medio siglo y tiene 28 años de obispo en San Francisco de Macorís, diócesis que cubre además las provincias Duarte, María Trinidad Sánchez y Samaná, con 48 parroquias y 64 sacerdotes.
Se habla mucho del narcotráfico en San Francisco, ¿ha disminuido?
La droga en la República Dominicana es innegable. Incluso cuando las autoridades crearon, en 1988 la Dirección Nacional contra las Drogas y el Consejo, el país era un lugar de paso de la droga que venía de Colombia hacia Estados Unidos y la misma legislación se hizo para que por aquí no pasara. Descubrimos tarde que esa droga no sólo era de paso, sino que también se quedaba y, al quedarse, pues viene la venta y hay muchísimos centros de expendio de drogas, pero una fama que se creó entre los años 80 y 85 contra San Francisco no era verdadera. No obstante haber emigrado algunos a Estados Unidos que entraron en el mundo de la droga, San Francisco de Macorís no progresó con la droga ni la droga comenzó aquí, sino que aquí a lo mejor se le daba más publicidad cuando aparecía un narcotráficante. Todo su crecimiento económico se debe a que es una región tremendamente agrícola, con gran producción de cacao, café, una zona ganadera y que cultiva más del 50% del arroz que produce la república.
¿Es mala fama que tenga tantos deportados por drogas desde EEUU.?
No, no había tantos. Incluso algunos quizá quisieron hacer una clase social y no pudieron porque si traían dinero los bancos no se los recibían. Es un estigma que ha ido disminuyendo.
¿Cuáles son las deficiencias básicas de San Francisco de Macorís?
Lo que es común en al mismo subdesarrollo. Claro, es un pueblo joven, que tiene aspiración de crecimiento. San Francisco se creó el 20 de septiembre 1778, es decir, que apenas va a cumplir 234 años. Cuando se hizo el primer censo en 1920, tenía cinco mil habitantes. En el segundo, en 1935, en plena era de Trujillo, llegó a diez mil y en 1950 tenía 16 mil 100. En el contexto de República Dominicana, San Francisco aparece como un pueblo belicoso y no lo es.
¿Pese a que hace muchas huelgas?
Sí. Un grupo de muchachos, de jóvenes inquietos. Se sabe que se necesitan más escuelas, una casa de la cultura, que arreglen una carretera y, mientras otros las piden con insistencia, aquí hacen una huelga, pero es cuestión de la juventud.
¿No será que aquí están enquistado dirigentes de una izquierda belicosa?
Puede ser también. No se puede descartar. Pero ese mismo grupo de jóvenes de la izquierda, que habría que discutir con ellos mismos si están tan a la izquierda, porque quizá están en el centro o en la derecha, ven que no consiguen empleos y hay gente que quiere trabajar. Como pueblo no tenemos cultura de la prevención. La misma educación es preventiva, el Consejo Nacional de Drogas, el mismo deporte y uno pregunta qué presupuesto se les asigna. Se dice que el dominicano pone candado después que le roban y al Gobierno le pasa lo mismísimo que al pueblo. Es decir, que no tiene la visión de una inversión justa en la prevención. Mientras se encuentra usted una persona que gana 700 mil pesos, otra que barre en la calle gana 2,800 pesos y cuando hay iniquidad uno ve la injusticia y lo que hace es que se pone resabioso, pelea y tira piedras.
¿Cómo ve la campaña electoral?
Le puedo decir cualquier cosa dura, pero que usted vea que se la digo con amor, que no es para que usted disminuya, es para su crecimiento, porque si le corrijo una cosa y además le ofendo…
¿Cree que los políticos dominicanos no merecen ser ofendidos?
Creo que para que aprendan hay que tratarlos bien, je, je, je… Sí, sí, así mismo como suena, porque fíjese, hay que tratarlos bien y por qué, porque la mayoría entró a la política y pensaron en el bien común. Y cuando aparece el hombre serio y se ve maltratado le da deseo de huir de la política y no es saludable que la gente buena salga de los partidos.
¿Queda gente buena en los partidos políticos?
La gente buena. Las que siguen los principios. Mire, ja, ja, ja…, la esperanza nunca se pierde…ja, ja, ja. Usted no los puede condenar a todos juntos.
Usted nació bajo una dictadura, ¿ha avanzado la sociedad dominicana?
Una de las herencias de la dictadura es que cuando uno sale de la dictadura ya no sabe ser democrático. Uno de los daños que deja es que un pueblo que ha pasado por una dictadura larga está acostumbrado a “lo que diga fulano”. Cite a Fidel Castro, a Trujillo, los doce años de Balaguer. Es decir, la gente se hace a la idea de que “al único que me ven es a mí”, cree que “siempre tengo que ser yo”. Entonces, la gente no se acostumbra a la libertad, a la democracia, a la participación, ni al relevo. El mismo grupo siempre está dirigiendo el mismo partido. Tenemos mucho que corregir. Pero, repito, no le echo la culpa a un partido ni a una persona, sino a nosotros los dominicanos. Porque quienes hicimos grande a Trujillo, porque duró 31 años y era lo que él decía, fuimos nosotros. Quienes hacemos grandes a nuestros gobernantes somos nosotros que decimos: “fulano es insustituible”; cuando Dios hizo tantos hombres y tantas mujeres que pueden hacer las cosas muy bien, solo falta que les demos una oportunidad.
Llama a ejercer el voto
El obispo de San Francisco de Macorís asegura que toda la población debe aprovechar las elecciones para votar porque se trata de “una consulta que se nos hace”. “Y si me consulta y no respondo, no tengo derecho a decir si (el gobierno) salió mal o salió bueno. Si me consultan (y respondo) y el otro me sale un ladrón yo sí puedo decirlo”, apunta.
Entiende que cada votante debe decidir a conciencia y, “si está muy contento con lo que hay, pues que siga muy contento, pero si quiere un cambio que sea justo y que lo cambie bien, bien cambiado. Es decir, es la libertad…”
Semana Santa
A los políticos que descansen esta semana, je, je, je. Pero que descansen para que reflexionen”.