“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si se pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?”. LC- 15: 4.
La persona cristiana yerra cuando limita sus relaciones a quienes tienen intereses exclusivamente afines con los suyos.
Yerra cuando cierra las puertas a una persona no cristiana, y cuando no tratade reconquistar a quien perdió el camino. Yerra cuando se cierra a la piedad espiritual. Jesús no hablaba sólo a los que le seguían; hizo milagros y predicó precisamente a quienes no conocían su mensaje, incluso, se compadeció y tuvo misericordia de sus enemigos.
Quienes conocemos su mensaje y hemos asumido su doctrina, mal hacemos si nos encerramos en el círculo cerrado de la Iglesia. Es como si los ricos dieran a los ricos y no a los pobres. Tenemos una misión: alimentar a los que tienen hambre.