Jackeline Cruz, la madre del dominicano Karl Towns, no necesita estar presente en el primer partido oficial de su hijo en el baloncesto de la NBA para estar feliz.De más está decir que ya tiene preparadas las diversas opciones para observarlo por televisión o por internet.
Los Timberwolves de Minnesota, la organización que escogió de primero al centro de 7’0 de estatura, visitan a los Lakers de Los Ángeles en un duelo que empezará a las 10:30 de la noche de hoy.
Cruz, una dominicana de pura cepa, denota felicidad total en cada sílaba que articula.
Ella está súper emocionada por tan especial día y solo tiene un cosa que decirle a su hijo de 20 años que esta noche imprime sus primeras huellas en el profesionalismo. “Que enseñe por qué fue el número uno”, declaró Jackeline a elCaribe por la vía telefónica. “Él fue número uno por una razón, porque puede jugar duro”.
La dama se lamentó de no poder estar presente en el primer partido de su hijo, pero la familia estará más que representada con la presencia en Los Ángeles de Karl Towns padre. De todas formas, Cruz tiene pensado debutar como fanática oficial de su hijo NBA el próximo cinco de noviembre cuando los Timberwolves chocarán contra los Bulls de Chicago en Chicago. Jackeline y su esposo viven en Piscataway, New Jersey, y el tiempo estimado de vuelo hacia Chicago es apenas una hora y diez minutos.
Pero antes de que llegue esa fecha, Jackeline guarda las esperanzas de que su hijo juegue como lo hizo en la pretemporada. “Espero que juegue como el último partido (pretemporada), estaba bien fuerte el niño”, dijo. “Jugó con deseos, así es que me gusta, porque para eso fue que fue número uno del draft”. Towns encestó 18 puntos (10 de 12 desde campo) y tomó 12 rebotes en la victoria de Minnesota sobre Milwaukee.
Se sentará junto a su esposo esta vez
Los padres de Towns ganaron popularidad por no sentarse juntos durante los partidos de los WildCats de Kentucky en la NCAA. En la NBA eso aparentemente tendrá que cambiar, dice Jackeline. ¿Por qué? “Los tickets son gratis, así que tenemos que sentarnos juntos”, dice mientras deja aflorar una gran carcajada. “Tenemos que sentarnos juntos”.
