“Que cumpla mi corazón sin falla tus preceptos para que no quede avergonzado”. Sal. 119: 80.
Si dices ‘amo a dios’: no odies a nadie.
Si dices ‘soy bueno’: no cierres tu puerta al que te necesita.
Si dices ‘tengo fe’: no dudes.
Si dices ‘soy íntegro’: no ocultes nada.
Si dices ‘soy sincero’: no tengas doble cara.
Si dices ‘perdóname’: perdona tú también.
Si dices ‘quiero servir’: no voltees la mirada ante el necesitado.
Si dices ‘te perdono’: olvida.
Si dices ‘Señor, hágase tu voluntad’: acéptala.
Si dices ‘no me dejes caer en tentación’: aprende a resistir.
Sé lo que dices ser; no seas simplemente aquella persona que quieres que los otros crean que eres.