“Porque el que se cree algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña”. Gal. 6.3.
¿Ocupas una importantísima posición en una corporación?
¿Eres un cantante archifamoso que se presenta en prestigiosos escenarios?
¿Eres pastor de una iglesia?
¿Ganaste un concurso de belleza?
¿Eres un escritor de renombre y has obtenido lauros internacionales?
¿Eres Presidente de la República?
¿Apareces en las revistas como figura relevante el jet set?
¿Te reconocen en la calle porque
sales a diario en la televisión?
A todo esto viene una siguiente
pregunta: ¿Y…?
Todo es pasajero, nada es más trascendente que aquello que perdurará para siempre: nuestra alma. Es ahí en donde está nuestro verdadero valor.