Mientras iba en una barca, con enojo o con decepción Jesús reprochó su poca fe a los discípulos que, temerosos y desesperados ante un fuerte oleaje, le inquirían sobre por qué no hacía nada para salvarlos.“Cobardes” y gente de poca fe, les llamó Jesús.
¿Nos vemos en ese espejo?
Le reprochamos porque las cosas no han salido como queríamos, le reclamamos que no nos haya ayudado a resolver un problema por el que hemos “orado” incesantemente, somos tan ignorantes que hasta lo acusamos de permitir que nos pasen ciertas desgracias.
¿Todavía no tenemos fe?
Orar, trabajar y esperar.