“Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso”. Jer. 20: 10.
En isaías 41: 11, lo vemos de esta manera: “todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada”. Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí? Si yo pongo a Dios delante de mis proyectos, ¿quién contra Dios? Los que maquinan acciones alevosas terminarán tropezándose con ellas aun sea al final del camino. Lanzan piedras y terminan enredándose entre ellas.
Dios, mis queridas y queridos lectores, cubre a su siervo; no lo deja solo ni lo desampara. Pero tenemos que ser fieles, creyentes, amantes y hacedores de su palabra. Decir y hacer, orar y entregar. “Yo soy tu socorro”, ha dicho el Señor. Mi Dios me sostiene y me dice “no temas, yo te ayudo”. Amén.