Brayelin Martínez:“Jugar en la U-23 no es tan fácil como se ve”

Recién cumplió los 20 años y hace rato que juega voleibol para la selección adulta. Ella viene de conseguir su primer contrato en una liga extranjera y se prepara para rubricar un segundo. Es Brayelin Martínez, la opuesta y salidora que acaba…

Recién cumplió los 20 años y hace rato que juega voleibol para la selección adulta. Ella viene de conseguir su primer contrato en una liga extranjera y se prepara para rubricar un segundo. Es Brayelin Martínez, la opuesta y salidora que acaba de acariciar su tercera corona en un torneo U-23: la Copa Panamericana que se realizó en Lima, Perú, y que además llevó al combinado de mayores al oro en la Copa Panamericana celebrada en julio pasado en Santo Domingo, sin dejar de mencionar el oro en el Grupo 2 del Grand Prix Mundial.

Jugar para la escuadra U-23 cuando se pertenece a la selección nacional adulta se ve fácil para muchos, pero para la hermosa morena de 6’6 de estatura es todo lo contrario. “No es un abuso, no. Pero jugar en la U-23 no es tan fácil como se ve”, responde Martínez. “Porque tienes que poner mucho más de ti, tienes que sobresalir”. “Es verdad que la diferencia entre los dos niveles se siente, pero es mucha más responsabilidad en las categorías menores, porque tú tienes que sobresalir obligatoriamente. Es un peso, pues uno tiene que tratar de concentrarse más porque uno mismo se pone la presión de no hacer el ridículo, especialmente cuando vienes de jugar en una selección de mayores”.
Brayelin fue declarada Jugadora Más Valiosa en la Copa Panamericana U-23 y en la Copa Panamericana de adultos, algo que habla demasiado claro del talento que tiene esta chica, proveniente de una familia de atletas.

Ella también ganó esa distinción en esa competencia, en 2014, que se realizó también en Perú. Y como si todo esto fuera poco, a Martínez todavía le queda una cuarta Copa Panamericana U-23, que se jugará en 2018. Todo lo anterior, no hace más que demostrar que el cielo es el límite para esta dominicana. “Tengo un propósito en mi carrera y es ser reconocida por todo el mundo”, afirma. “Ser una de las jugadoras más famosas del mundo y quiero que mi país algún día tenga una medalla olímpica y ser parte de esto”, agrega.

Martínez tuvo su primera experiencia como refuerzo internacional este mismo 2016. Reforzó en la Liga de Italia a la franquicia Sutirol Nerura Bolsano, escuadra con la que según informó está a punto de firmar otro contrato.

El amor entre Brayelin y el voleibol fue a primera vista. Contrario a otras voleibolistas, ella no tuvo contacto con ninguna otra disciplina deportiva. Ella, cuando apenas era una niña de siete años, estuvo como una fanática más cuando la selección nacional se coronaba ante Cuba en los Juegos Panamericanos de 2003, algo que la flechó para inclinarse por el deporte de la malla alta. Hoy día, ya lleva seis años en el combinado de mayores.

El voleibol es su vida y entre los mayores regalos que le ha dado este deporte, ella tiene uno en particular. “El voleibol me ha ayudado a crecer como persona. Me ha vuelto una persona más fuerte y me ha enseñado a cuidarme. Antes yo jugaba y no me cuidada, hasta que mi brazo explotó, y después de ahí empecé a cuidar mi cuerpo, a darme terapias y a comer más saludable”, reflexiona. Sin embargo, así como le ha dado, también el voleibol le ha quitado, poco, pero lo ha hecho. “Dejé mis estudios”, dice. “Pero algún día los voy a retomar”. Cursó el primer cuatrimestre en la carrera de diplomacia.

Italia
Después de su primer contrato internacional, Brayelin ayudó a su madre con la compra de un apartamento.

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