Para el dirigente sindical Rafael Abreu (Pepe) los últimos gobiernos no han sido consecuentes con el apoyo brindado a sus respectivos partidos y candidatos por el sector sindical.
Y eso, de acuerdo con el presidente de la Confederación Nacional de Unidad Sindical (CNUS) es un indicador que ha hecho pensar a los líderes sindicales que a la hora de brindar apoyo político hay que sentarse a negociar espacios de poder en el Congreso y los gobiernos municipales.
Aunque Pepe Abreu es consciente, y así lo expresa, que la presencia del sector sindical en el Congreso ha sido finamente boicoteada por el sector patronal, con el apoyo tácito de la dirigencia política.
Igualmente, el presidente de la CNUS deploró la situación de los asalariados en República Dominicana, señalando que se les impide organizarse a nivel sindical y que aparentemente, de acuerdo con la lógica patronal y la anuencia de los gobiernos, están condenados a vivir por siempre en la pobreza.
Sobre este aspecto y la situación de los asalariados en el país el dirigente sindical conversó con elCaribe de forma llana y sincera.
¿Cuál es la situación de los asalariados en el país?
Tanto en el nivel público como en el privado el asalariado tiene la presión constante de que mientras los bienes de consumo y servicio suben de forma constante, no hay un espacio donde eso se discuta. La ley 105-2013 no se aplica bajo la excusa de que el reglamento no se ha aprobado. El único espacio es el Comité Nacional de Salario, que revisa lo mínimo y no lo hace en base al costo de la canasta familiar.
¿El asalariado en sentido general es y sigue siendo pobre?
No hay porqué el asalariado debe ser pobre. Se supone que una persona debe vivir de forma decente con lo que gana, y en el país no pasa eso. Aquí los salarios son deprimentes y sumen al trabajador en la pobreza.
¿Por qué se da esa situación?
Porque ha habido una alianza tácita, que no aparece escrita, entre los gobiernos y el sector patronal, primero, para tener salarios bajos, y segundo, para impedir la sindicalización.
Pero la Constitución y el Código de Trabajo garantizan la sindicalización de los trabajadores, tanto públicos como privados?
Esa alianza impide la sindicalización. Eso se ve en muchas áreas, y detrás de eso está el compromiso de los gobiernos de impedir y mutilar el derecho de los trabajadores a sindicalizarse, mientras todos los patrones están sindicalizados, organizados, desde la gran empresa hasta las microempresas. A ellos les aprueban sus organizaciones de inmediato, pero a los trabajadores se les exige un permiso tanto del Ministerio de Trabajo como de la empresa, y dilatan el proceso, tiempo en el cual se desatan persecuciones, aislamientos, y finalmente las cancelaciones de quienes promueven la sindicalización.
Los sindicalistas permanentemente denuncian que los gobiernos maniobran contra los trabajadores, pero los vemos apoyando candidatos en las elecciones, ¿por qué?
Los dirigentes sindicales tienen la libertad de simpatizar, pertenecer a partidos políticos, y apoyar candidatos, pero a título personal, aunque ese apoyo se utiliza políticamente como que es la central. Siempre he tenido vínculos políticos, y desde 1990 me he identificado en el PLD y le he brindado mi apoyo. Ahora, eso no significa que no confrontemos al Gobierno cuando adopta alguna medida que desfavorezca a los trabajadores.
¿Por ejemplo?
Cuando se intentó modificar el Código Laboral, enfrentamos a quienes desde el Gobierno lo impulsaban, aunque debo reconocer que el presidente Danilo Medina nos consultó y le dijo a los patronos que no se haría nada si los trabajadores no estábamos de acuerdo. Él nos reunió, pero no pudimos llegar a acuerdo por el tema de la cesantía.
Ese es un caso, pero ¿es la regla general?
En términos generales han sido inconsecuentes con el apoyo que les hemos brindado, sobre todo los últimos gobiernos y los dirigentes políticos de Peña Gómez (José Francisco) hacia atrás. Ejemplo, cuando en 1992 se discutió el Código Laboral en el congreso estaban Nélsida Marmolejos, Rafael Santos, Fernando Guante, todos dirigentes sindicales, pero a partir de ahí el empresariado maniobró para no permitir que en el Congreso haya verdaderos sindicalistas: ha habido representantes empresariales, como Juan Hubieres. Juan Bosch fomentaba que los sindicalistas estuvieran en el Congreso, Peña Gómez hacía lo mismo, y Joaquín Balaguer también, pero los últimos líderes y gobiernos no han sido para nada consecuentes con los sindicalistas.
¿La dirigencia sindical ha pensado en esa realidad?
Sí, lo hemos pensado y discutido, y hay quienes nos hemos planteado que debe haber un programa permanente, una coordinación, para que a la hora de apoyar un candidato o un partido sea sobre la base de que al sector sindical se le garantice espacios de poder, tanto en el Congreso como en los gobiernos municipales. Ese movimiento debe ser consistente y no coyuntural. Y esto es porque nadie le va a representar a los trabajadores sus intereses mejor que los mismos trabajadores. No podemos seguir apoyando a gente que después que llegan nadie la ve, uno no tiene acceso a ellos.
¿Por qué invertir fondos en Punta Catalina?
Rafael Abreu se ha identificado como partidario de que parte de los fondos de pensiones de los trabajadores se inviertan en la plata a carbón de Punta Catalina. De acuerdo con el veterano dirigente sindical, la inversión iría en beneficio de los trabajadores a la hora de pensionarse, ya que el sector eléctrico y energético es rentable, y en ese sentido los dineros invertidos generarían intereses que se destinarían a que los pensionados obtengan mejores ingresos. No obstante, esa inversión, aclara, no puede ser a lo loco. Lo primero es que como no se puede consultar a cada trabajador que aporte a los fondos de pensiones, el Gobierno debe dirigirse a los representantes de éstos. De ello se deduce que la dirigencia sindical debe estar representada en el consejo de dirección de Punta Catalina, ya que no se le puede dejar dicho espacio únicamente al empresariado, pues a la hora de repartir -afirma- no pensaría en los trabajadores.
Trama
Hay una alianza no escrita entre los gobiernos y la dirigencia política con los patronos para impedir la sindicalización del trabajador”.
Alianza
Los empresarios se han aliado con los políticos para que los sindicalistas no estemos representados en el Congreso ni en los municipios”.