“Y ustedes, maridos, sean comprensivos en la vida en común. Sabiendo que sus compañeras son seres más delicados, y que ambos comparten la gracia que lleva a la vida, eviten las amenazas”. 1 P. 3. 7.
Hace algunos años celebraba con unos amigos-hermanos el 20 aniversario de su boda. Parecían novios. No ha sido fácil: tuvieron momentos fantásticos, pero también épocas críticas. Sin embargo, conocer a Jesús, les transformó su visión del matrimonio, del compañerismo. Cuando inicias el camino de la conversión, debes ser coherente entre lo que aprendes, predicas y haces.
Él, mi amigo, daba un consejo que no olvido: “conversen, diriman sus diferencias con altura y con la capacidad de ceder, ámense, pero sobre todo, busquen siempre la avenencia en medio de las diferencias”. La experiencia es consejera inteligente, y enseñó a mis amigos que Dios en el matrimonio, sabe edificar y restaurar. ¿Qué pareja no lo necesita? l