“¡Ay de ustedes escribas y fariseos hipócritas, porque pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad!”. Mateo 23: 23.
El reproche de jesús va contra el legalismo irracional que se convierte finalmente en hipocresía, pues provoca un accionar en función de lo que dictan las normas pero con un corazón petrificado por las apariencias y alejado de todo aquello que Dios quiere de nosotros. No nos vale tener hermosura, si por dentro guardamos odio; no nos vale sentarnos en los primeros asientos de la Iglesia, si en el más discreto espacio de nuestra intimidad acuñamos sentimientos y prácticas que Dios detesta; no nos vale diezmar, si lo hacemos a regañadientes. No nos vale predicar si somos injustos con nuestros subalternos. Dios no mira desde afuera, él mira desde adentro.