“El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré”. Sal. 5-8.
El temor de dios no es el terror que infunden algunas personas con una débil base en el Antiguo Testamento, cargada de ignorancia respecto de cómo entender esa primera parte de la Biblia.
El temor de Dios encierra una hermosa dedicación a las cosas del Señor, es respeto y reverencia al Dios, es tener conciencia de su señorío en nuestra vida, es esa “alarma” que nos recuerda que debemos pensar, obrar y hablar con amor, con fe, con bondad, despreciar el mal y buscar el bien; es esa necesidad de agradar a Dios, que nace de manera natural en el momento en que iniciamos el proceso de conversión. No temas a tener temor de Dios, más bien que esto sea motivo de orgullo para ti.