“En paz me acuesto, duermo y me despierto, porque el Señor es mi defensa. No temeré a la enorme muchedumbre que se acerca y me acecha”. Salmo. 3, 6 y 7.
Nada más satisfactorio que dormir en paz.Nada más placentero que esperar el alba sin sobresaltos, en un sueño profundo, tranquilo. Dios está con sus hijos, nos acompaña al dormir y al despertar, está de nuestro lado cuando otros buscan nuestra perdición, nos protege y nos defiende.
Pueden venir contra ti uno, cien, mil, cien mil, millones de enemigos, pero Dios seguirá a tu lado; como un padre te protege, como salvador te preserva un lugar especial y su Espíritu Santo te infunde de nuedo, aliento, fortaleza y sabiduría para sortear las amenazas. Ante el temor abracémonos a nuestra fe y vayamos a la cama convencidos de que Dios es nuestro guardián, que no duerme, ni siquiera se cabecea.
Josefina Navarro
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