El día, para Radhamés Gómez Pepín comienza temprano, al igual que sus labores en la redacción del periódico El Nacional. Como toda historia de vida tiene un comienzo, la suya empieza el 14 de diciembre del año 1927, en su natal Santiago de los Caballeros. “Este año cumpliré 86”. Lo proclama feliz, lleno de orgullo y satisfacción. Inició su carrera periodística a muy temprana edad, y jamás ha pensado en hacer otra cosa. Hace un cuarto de siglo que asumió la dirección del periódico El Nacional, donde piensa permanecer mientras las condiciones de salud se lo permitan o “los dueños del negocio decidan otra cosa”.
Con él hablamos sobre cómo era el ejercicio de la profesión periodística durante la época de la dictadura trujillista, la post dictadura, los 12 años de Balaguer y durante la transición a la democracia por el año 1978. De cada período, afirma que obtuvo una gran experiencia. A Trujillo, como reportero del periódico elCaribe, le tocó seguirlo en los recorridos que el Jefe realizaba los fines de semana por los diferentes pueblos del país. Durante los llamados 12 años de Balaguer, recuerda que fue apresado bajo la acusación de traficante de armas. De la democracia y la libertad de expresión que ésta trajo consigo, sin dejar de valorarla, reconoce que los comunicadores y los medios de comunicación han incurrido en excesos. En el lado personal, don Radhamés es como cualquier otro ser humano, alguien que ha tenido que superar grandes pruebas, que ha reído, que ha sufrido, que ha llorado, que en algún momento ha tenido que cambiar el rumbo para no perderse en el camino, pero más que nada, es un hombre con la suficiente valentía para reconocer sus errores, enmendarlos y seguir adelante, con la misma gallardía de los primeros años, con la fuerza de voluntad y la firmeza inquebrantable que le ha caracterizado y que ya es una marca indeleble de su personalidad y de su carácter.
1. Orgullosamente de Santiago
Nací en Santiago de los Caballeros, en República Dominicana. De las cosas buenas que hicieron papá y mamá fue ponerme a nacer en Santiago. Siempre he dicho que este país con dos Santiago fuera otra cosa. Nací el 14 de diciembre de 1927, es decir, que en diciembre cumpliré 86 años y mírame como estoy.
Gracias a Dios he tenido una buena salud. Yo iba a ser Papa, Sumo Pontífice, ¿te digo por qué?, porque yo estuve en el Seminario del Santo Cerro, estudiando inicialmente para cura, pero yo les daba clases a Roque Adames y a José Antonio Flores y ellos llegaron a obispos, entonces yo iba a llegar a Papa.
2. Los Santos Reyes
Recuerdo que los días de Reyes, me ponía a acechar a papá y a mamá, porque a nosotros nos decían que nos ponían los Reyes, pero resulta que eran papá y mamá y yo quería verlos cuando nos pusieran los juegos. De noche me acostaba temprano, con un ojo abierto, pero embuste, me dormía y nunca los vi. Siempre me quedaba dormido. Ya yo tenía 14 años y todavía hablaba del Niño Jesús y los Reyes.
3. Unos padres firmes
Mi madre, Ana Mercedes Pepín de Gómez, fue una excelente maestra. Fue directora del liceo de Intermedia de Santiago y mi papá, Ramón A. Gómez, fue periodista del periódico La Información. Eran muy firmes, a mamá, como maestra al fin, había que respetarla. A mis padres había que atenderlos cuando hablaban. A pesar de eso, a mí nunca me dieron una pela, no hubo necesidad. Además, yo no era pendejo, yo sabía mandarme cuando alcanzaba a ver a papá molesto.
4. Inicios en el periodismo
Yo llegué a la edad de 15 ó 16 años, y me dije: ´ pero ven acá y qué yo voy a hacer´, y mi papá también me preguntó, que qué yo iba a hacer en la vida, y le dije: ´pero lléveme a La Información´. Como él estaba allá, me metieron a trabajar y me gustó la vaina. Comencé a estudiar, compraba libros de texto y los leía. Recuerdo un libro en especial que se llamaba “Manual del Periodista”, un excelente libro. Me formé solo, claro, trabajé con Rafael Herrera y Germán Emilio Ornes, que eran periodistas de verdad, sabían lo suyo, sabían lo bueno y lo malo del periodismo. La práctica me enseñó mucho. Yo nunca he ido a una escuela de periodismo, ni sé dónde quedan ni me interesa. Ya tengo más de 50 años en este oficio.
5. Una fuente peligrosa
Un día, trabajando en elCaribe, Pablo Rosa, un excelente periodista que era el jefe de Redacción, me dice que lo llamaron de Palacio para decirle que donde quiera que fuera El Jefe, los fines de semana, me mandaran a mí. Y dije: ´bueno, está bien´. Así conocí el país. Trujillo iba a diferentes pueblos todos los fines de semana, por lo menos en la última parte de su gobierno.
6. Un lío por una hache
El nombre mío, Radhamés, de acuerdo a mi acta de nacimiento, se escribe R-a-d-h-a-m-é-s, y así lo escribía en elCaribe. Un día, veo que en un artículo mío sale R-h-a-d-a-m-é-s, o sea, rodaron la H, y fui donde Pablo y le dije: ´como aquí son tan meticulosos con los nombres, déjeme decirle que el nombre mío lo escribieron mal´, y me dice: ´ anjá´ y se me queda viendo. Le explico la cuestión de la H y me dice: ´tú sabes que El Jefe tiene un hijo que se llama Rhadamés, digo:´ sí, pero yo soy más viejo que él, a mí me pusieron Radhamés primero que a él´ y dice: ´sí, es verdad, pero El Jefe llamó para decir que por qué es que aquí no saben escribir Rhadamés, que la H va donde salió hoy, después de la R, como se escribe el nombre del hijo de él´. Me quedo pensando: ¡qué vaina! y me dice Pablo: ´¿qué tú opinas de eso?, le respondí: ´¿que qué yo opino?, oh, que habló la Real Academia de la Lengua. Así estuve con esa hache ahí varios meses, y tú no te imaginas, después de que mataron a Trujillo, como a la semana, yo recuperé mi nombre. Volví a poner la H donde iba y cuando la escribí dije: ´¡es ahí que va co..!´.
7. El mayor éxito
Yo siempre he dicho que mi mayor éxito en la vida no está en el periodismo, sino que mi mayor éxito es como padre, porque yo tuve siete muchachos en cuatro matrimonios. Te digo que me siento exitoso porque son siete muchachos profesionales, hombres y mujeres. Ahí no hay drogas, hay disciplina y hay unidad entre ellos. Con sus madres conservo muy buenas relaciones, una de ellas murió. Yo confieso que he sido un mal esposo, eso lo puedes publicar, sobre todo adúltero, por eso me he casado cuatro veces, hasta que apareció esta muchacha, Cornelia Margarita, que me ha soportado 34 años. A veces, ni yo mismo me lo creo.
8. La muerte: lo más terrible
He sufrido la muerte de mi abuela, de mi papá, de mi mamá, de algunos amigos queridos, esos fueron momentos duros. En principio uno no quiere ni creerlo y le entran unas ganas de decirle tres verdades a nuestro Señor, pero tienes que aguantarte. La muerte de los padres es lo más grande. Yo no sé, pero sospecho que la muerte de un hijo es tan o más grande que la muerte de los padres. Francamente, no quisiera ver que uno de mis siete muchachos se me muera.
9. Un gran logro
Hace 36 años dejé el ron y los cigarrillos. Yo tenía que darme dos “jumos” a la semana, generalmente era viernes y seguía corrido el del sábado, pero nunca faltaba, cumplía con lo mío al pie de la letra. Para mí esa era la forma de disfrutar de la vida y borracho la timidez se le pasa a uno. Un día me dije: ´pero ven acá Radhamés, tú te estás jo.., a ese paso no vas a durar mucho y tú tienes tus hijos ahí´. Óyeme, cuando pensé eso, dejé de beber. Desde entonces no me ha pasado por la cabeza el deseo de tomarme un trago, por mi voluntad, y dejé los cigarrillos, que son más difíciles de dejar. Es decir, que mi actual esposa, con la que tengo 34 años de casado, nunca me ha visto borracho.
10. Un director
Un director de periódico se forma, eso no se aprende en una escuela. Hay que estar todos los días fajado en la redacción. ¿Tú ves ahora?, yo estoy loco por terminar de hablar para irme a trabajar. Cuando uno llega a director lo primero es que uno medio se asusta y luego tiene que estar pendiente de los otros, estar acechando los errores. Me incomodo cuando salen algunos errores, soy famoso por las palabrotas que yo tiro aquí, unas palabrotas que hay que santiguarse.
En la dictadura y en la democracia
Hice periodismo cuando Trujillo, en los 12 años de Balaguer y en la democracia. El sinvergüenza de Balaguer me metió preso en La Victoria una semana, acusado de traficante de armas, oye que hijo de la gran p… Te lo digo honestamente, yo no sé diferenciar un revolver de una pistola. Nunca he portado un arma, ni siquiera un cuchillo y estuve en la Aviación, como estudiante. La prensa comenzó a presionar y Balaguer mandó a que me soltaran. Trabajar cuando el gobierno de don Antonio Guzmán, ¡diablo!, cambió todo bárbaramente. El pueblo comenzó a respirar, sabían que don Antonio no era un bandido. Creo que los comunicadores han incurrido en excesos en las libertades de expresión, en la televisión. Las palabrotas están a dos por chele y nadie dice nada. El chofer mío me dijo que doña Zaida Lovatón no hubiera soportado esto. Eso ha sido lo malo de la democracia, el abuso y los excesos. Por todo lado, la mejor arma de un periodista es la independencia. Lo mejor que puede exhibir es un historial limpio, sin mendicidades de ningún tipo. A la nueva generación le falta amor al oficio y preparación académica.